Yo te avisé
Ese 3 de Noviembre recibí un
mensaje del grupo de whatsapp como casi todos los días, era un video como tantas
otras veces, por eso lo dejé para mirarlo en la tranquilidad de mi casa. Lo
llamativo fue que esta vez ese video recibió tantos mensajes de arenga de mis
amigos que me llamó la atención el contenido. Aun así esperé a la tarde, ya sin
urgencias, para verlo. El video se trataba de algo que probablemente todos ya hayan
visto: un hombre recién levantado, despeinado y descalzo en la intimidad de su
casa cuando irrumpió un juez para detenerlo. Se trataba del video de la
detención del ex vicepresidente Amado Boudou.
“Perdón que llegue tarde, pero
era necesario ese video? No es abuso de la privacidad? Si, es un re chorro pero
esto me parece de mal gusto” Esa fue mi respuesta. Ellos me conocen, y quienes
me conocen aunque sea apenas un poco saben mi postura en contra de lo que fue
el gobierno de los Kirchner y mi actual anhelo de justicia por los delitos que hayan cometido ellos, o los resabios de lo que
queda. Pero lo tengo que aclarar porque en este país cuando se quiere tener una
opinión que no está en uno de los extremos de la llamada “grieta” se tiene que
aclarar y recontra aclarar en qué posición uno se encuentra para no te mal
interpreten. Acá o se está de un lado o del otro, se es compañero o enemigo. Aclaración
realizada, vuelvo al video y mi intención al verlo fue hacer una expresión
alejada completamente de la política, la causa judicial, de ideologías, o de
los proyectos de país, mi intención fue netamente social. ¿Qué sociedad somos
que disfrutamos viendo estos videos? ¿Por qué disfrutamos cuando vemos a la
gente humillada? Estas preguntas hubieran sido quizás una buena respuesta al
video ya que se asemeja más a lo que quise decir. De repente me vi en Los
juegos de Hambre, eso sí, del lado de los ricos que miran por televisión a un
grupo de gente en una arena humillarse, sacrificarse y hasta matarse entre
ellos por seguir vivos. Si me preguntarán en qué país quiero vivir, jamás diría
Panem.
Las respuestas no fueron quizás
las que esperaba como parar la pelota, poner la cabeza en frío y pensar en qué
nos estamos convirtiendo al disfrutar de la humillación y el escarnio público. Recibí
un decálogo de frases que si les
cambiáramos la fecha y los nombres propios tranquilamente podrían haber sido un
grupo de militantes K hablando de Magnetto o Lanata. Desde “no me dan lástima
los hijos de puta como te da a vos” hasta recitar de memoria la cantidad de
ilícitos que cometieron para que genere en mí la indignación y por consecuencia
la sed de sangre. Si Borges viviera hubiese dicho “Se están comiendo al
caníbal”.
El 29 de Marzo de 2011 frente al
Congreso de la Nación y en conmemoración al día de la Memoria una agrupación
afín al gobierno de ese entonces llamada La Poderosa montó una instalación
llamada “El escupidero” donde ponían fotos de Mariano Grondona, Joaquín Morales
Solá o Mirtha Lagrand para que los niños fueran a escupirlos. Humillación y
escarnio público. Siempre me consideré opuesto a las opiniones y comentarios de
Grondona y Lengrand y confieso haber leído muy poco, por no decir nada,
artículos publicados por Joaquín Morales Solá, pero eso que veía no era lo que
quería. Esa fue la primera vez que me vi en Panem. Por supuesto levanté mi voz
enérgicamente en contra, con los 140 caracteres y el alcance a cualquier punto
que me daba Twitter en ese momento, como en conversaciones y hasta en
comentarios de grupos de whatsapp, sólo que por aquel entonces esos grupos que
se encontraban en la oposición me apoyaron en mi repudio. Esos grupos que ahora
se encuentran en el oficialismo y que este tipo de escraches les parece “lo
justo” “la justicia del pueblo” como si se tratara de una especie de Coliseo
donde tiramos a los delincuentes a la arena mientras como público disfrutamos
como los leones se los fagocitan mientras ellos tratan escapar para salvar su
vida. Como si esos casi 900 años que pasaron entre esa época y hoy no hayan
dejado nada.
Y acá viene otra aclaración.
Tampoco soy un macrista arrepentido que hoy se da cuenta de esta situación, no
lo voté no lo votaría y los critico como he criticado al gobierno anterior y
por eso estas líneas. Hecha esta aclaración vuelvo otra vez al punto, no se
trata de una cuestión política, sino social. Quiero vivir en un país que
discute sus ideas y si las discute de manera enérgica y nunca llega a una
conclusión, también me sentiría conforme si se hace sin caer en la
descalificación o en la sed de sangre del enemigo, y en eso es donde me paro.
Tenemos que poder discutir sin herirnos, sin caer bajo, sin perder la
humanidad.
Si algo me dejaron 12 años de
kirchnerismo fue el aprender a discutir con argumento, poniendo a la realidad
ante el deseo y a no descalificar al adversario, justamente para diferenciarme
de ellos. Quienes me conocen un poco más saben también las descalificaciones,
los insultos que recibí y los lugares a los que tuve que dejar de ir por no
pensar como el oficialismo que gobernó hasta el 10 de diciembre de 2015. Es por
estas razones que me urge avisar que lejos de haber cambiado vamos en el mismo
camino, a repetir esa épica tan promocionada. Me dirán que recién hoy me di
cuenta, y si, es que es la primera vez que veo en el nuevo gobierno tan fuerte
esa guerra contra el opuesto, quizás es una consecuencia de las arrolladoras
elecciones de medio término que tuvieron a su favor, pero donde antes veía a
gente que votó al único que podía terminar con el gobierno anterior aunque para
eso se tengan que comer un sapo, hoy veo a un grupo de gente, cada vez mayor,
que va por todo, por todo. Como la frase que justamente usara Cristina
Fernández en un acto en 2012 para defenderse de 52 “familias
desestabilizadoras” que unos días antes habían llevado los cuerpos de sus
familiares de la estación de Once directo al cementerio.
Y aunque parezca que esto es una
trivial anécdota de mi grupo de amigos, que por cierto sé de honorabilidad y
bondad de corazón motivo el cual siguen siendo mis amigos desde hace más de 30
años, les cuento que últimamente excede los pequeños grupos y lo veo
multiplicado en medios y redes. Cuando veo a periodistas que tienen el “carnet
habilitado” para criticar el gobierno actual porque criticaron al anterior como
Ernesto Tenembaun, María O´donnell o incluso el escupido por los niños en 2011
Joaquín Morales Solá advertir que estamos frente a un anhelo y una sed de
venganza que no nos permite pensar bien, y los atacan desde el gobierno
llamándolos despectivamente “Corea del centro” recuerdo al gobierno anterior
con su cruzada en contra de los periodistas y los medios no afines.
Se dice de una persona es ecuánime cuando no
suele dejarse llevar por la pasión. Ser ecuánime no debería ser un defecto, no
me obliguen a ponerme, ni me pongan en un extremo de la grieta por intentar
tener esta cualidad. Hoy esos que votaron al primero que vino para terminar con
el anterior se están yendo cada vez más al extremo de su lado de la grieta y no
sólo que no los deja pensar sino que cuando vivimos en mundos binarios y
maniqueos la coyuntura es pendular, los que ayer humillaban hoy son humillados
y los que hoy humillan mañana serán humillados si no paramos la pelota, ponemos
la cabeza en frío e intentamos ser un poco más ecuánimes. Yo te avisé.
Publicado
por Juani Martignone.
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