Cuando la forma no deja ver el fondo
Existe
una pequeña lucha diaria (a escala, una gran lucha, una mega lucha) que me
cuesta muchísimo más que dejar en claro mi posición política alejada de
extremismos, y es la lucha por el feminismo. Que para quienes hace años venimos
en la lucha LGTB no nos debería resultar muy complejo intentar explicar que, a
pesar de tener profundas diferencias, todos nos merecemos un trato igualitario.
Si quisiéramos explicarlo bien cortito así sería: el feminismo sólo busca el trato
(entendiendo “trato” como derechos, oportunidades, condiciones, etc.)
igualitario entre varones y mujeres. ¿Quién podría oponerse? - Pienso - ¿Dónde está esa pared que se
interpone entre el mensaje y quien lo recibe para oponerse a tal idea? Y a
veces creo que es en la forma en la que ese mensaje se emite.
30 de mayo de 2017 manifestación feminista frente al Congreso de la Nación |
El
ejemplo más práctico sucedió, como casi siempre, en los medios de comunicación,
que como ya sabemos, a punto de entrar en la tercera década del tercer milenio,
ya no son los tradicionales como los diarios, la radio o la TV, sino las redes.
El 2
de enero el actor Facundo Arana realizó algunas declaraciones hacia su ex,
quizás de anticuado o tranquilamente podría ser de ignorante, felicitándola por
su maternidad aludiendo que una mujer se realiza cuando es madre. Por supuesto
que a los que venimos hace unos años interiorizándonos en el feminismo esta
frase nos hizo ruido y si fuera amigo o conocido de Facundo me hubiese gustado
ir a tomar una café con él para contarle que lo que había hecho era una simple
generalización, ya que en efecto muchas mujeres se sienten realizadas al ser
madres y eso está muy bien, pero que al afirmarlo como una verdad revelada se
interpreta como un mandato social para la mujer. Y la mujer, tanto como el
varón, debe tener la posibilidad de elegir cómo se va a “realizar” en su vida.
Lejos
de la charla de café o del intento de pedagogía para con Arana, Muriel Santa
Ana, a quien aclaro que respeto y comparto plenamente sus ideas, salió a
cruzarlo por Twitter. Y cuando digo cruzarlo me refiero a que lo atacó con
munición gruesa, lo que me lleva a preguntar ¿es esa la forma? ¿Por qué cuando
queremos convencer a alguien de alguna idea lo primero que hacemos es atacarlo
o tratarlo de ignorante por pensar así? Parece que la única manera que
aprendimos de decirle a al otro que lo que está haciendo está mal es
iniciándole la guerra, y una guerra que va al todo o nada, donde en ningún
momento paramos, escuchamos, nos cuestionamos o intentamos pensar. Una guerra
donde nosotros nos las sabemos todas y que no vamos a parar hasta ver al otro
revolcado en el suelo el suelo pidiendo clemencia y aceptando todas nuestras
peticiones sin concesiones.
Y
eso fue lo que sucedió. Además de Muriel se le sumó al ataque alguien, a quien
aclaro que con no comparto absolutamente nada: Malena Pichot. Este cheta de
Belgrano que de youtuber pasó a autoproclamarse la voz del feminismo por gritar
que “si tenes pija tenes que asegurarle que no la vas a violar” o que “si sos
una chica a la que le gusta la novela rosa (o se siente realizada al ser madre)
sos re machista” porque parece que para ella ser feminista es llegar soltera a
los 30, escribir lo géneros con “X” y bancar a tu novio con tu laburo exitoso.
No Male, dejá que las chicas sean como quieran ser si es que lo elijen y dejá
de gritarle a los chicos porque lejos de lograr empatía con tu discurso no sólo
no van a salir corriendo, sino que se van a quedar bien plantados para disparar
más fuerte. Y ahí vamos a entrar en una guerra de sexos en la que no va a haber
ningún ganador, todos perdedores.
Por
suerte del otro lado tenían a un Facundo Arana, que lejos de enojarse ante
tanto insulto desatado por su propia ignorancia, tuvo el temple suficiente para
calmarse, disculparse, investigar y aprender un poco más de este tema. Unos
días después, tras un largo debate en Twitter sobre mujer madre si, o madre no,
aborto si o aborto no, él mismo subió a la red del pajarito un video del René
Favaloro explicando por qué el aborto debía ser legal. Algo había cambiado en
él.
Me
dirán entonces que los gritos de Muriel y de Malena al final cumplieron su
cometido, pero me atrevo a pensar que no. Facundo Arana quizás sea una persona
especial, pero por sobre todas las cosas es una figura pública y no va a seguir
afirmando un discurso que le reste popularidad. Facundo no cambió porque las
chicas lo hicieron recapacitar. ¿Por qué digo esto? Porque justamente esa es la
famosa pared con la que me encuentro entre mis amigos, mis compañeros de laburo
o mi familia. Gente que no puede dejar de asociar el discurso del feminismo con
un discurso de odio. El odio hacia quien piensa distinto, el odio al varón. Y
el feminismo está muy lejos de eso, pero estas formas que tienen algunas
feministas hacen algunos aún no feministas no puedan ver el verdadero fondo e
infieran que éste es espurio.
¿Estamos
perdidos entonces? Claro que no. El domingo pasado, 7 de enero, me preparaba para ver uno de mis
eventos favoritos del verano: los Golden Globes. Una ceremonia que además de
dar por iniciada la award season desprende toda la frivolidad que vive en mí
pero también me sirve como “itinerario” para saber qué películas o qué series
mirar. Ya desde muy temprano la feminista confesa Emma Watson (para quien no la
conoce, la chica de Harry Potter) venía arengando en Instagram con el hashtag #TimesUp
(se acabó el tiempo) cuya consigna consistía en que esa noche todas las mega
celebrities de Hollywood vayan vestidas, tanto varones como mujeres, de negro a
la entrega de premios en repudio a los abusos sexuales y del machismo dados a
conocer con la movida del #MeToo (a mi también) desatada luego de que varias
personas se animaron a confesar haber sufrido abusos sexuales por parte del
productor Harvey Weinstein y que luego derramó en otros conocidísimos actores
como Kevin Spacey, Bill Cosby y hasta Dustin Hoffman. Y no sólo eso, la
consigna aspiraba a decir basta a todos los tipos de violencia que genera la
sociedad patriarcal y machista en la que vivimos.
Consigna subida en la cuenta de Instagram de Emma Watason antes de la noche de los Golden Globes |
Sin
gritos, sin acusar a nadie, sin ponerle nombres propios a la ignorancia, unas
decenas de mujeres, y varones también, lograron torcer el rumbo de una noche
que estaba destinada sólo a desprender glamour. Por primera vez (al menos que
yo recuerde) el tema de la alfombra roja dejó de ser costosos vestidos,
pasarelas, vueltitas, diseñadores, colores que si, colores que no, buen y mal
gusto, mejor y peor vestido o fashion police, para que el tema fuese “por qué
vos también elegiste venir de negro” y ahí imponer la causa feminista. Algunas
actrices decidieron ir acompañadas por activistas feministas y le cedieron su
micrófono cuando las entrevistaban. Las dos horas de red carpet de los Golden
Globes pasaron a ser un popurrí de posturas sobre el feminismo, el patriarcado
y los abusos. Pequeños datos de color, casi imperceptibles, se dieron en la
ceremonia para afianzar la causa, como cuando Natalie Portman leyó los
nominados al mejor director, que en ingles no tiene femenino ni masculino, y
dijo “Todos los nominados hombres son” dejando al desnudo que este
galardón en 75 años sólo una vez fue otorgado a una mujer: Barbra Streisand. Y
para ponerle un broche a una noche cargada de ideología desde lo visual, lo
gestual y las sutilezas, el discurso de Oprah Winfrey bajó explícitamente la
línea de lo que se nos estaba queriendo decir.
Las actrices norteamericanas posan junto a activistas feministas luego de la ceremonia de los Golden Globes |
Por
supuesto que Hollywood hace todo más lindo, por supuesto que muchos de los allí
presentes multiplicaron sus fortunas luego de emitir su mensaje feminista, y
por supuesto que siempre es más sencillo decir las cosas sentado en una montaña
de billetes, pero a pesar de todas estas cosas el mensaje se envió y el
receptor lo recibió de manera natural en un ambiente de algarabía y no creyendo
que hoy ya no se puede decir nada porque enseguida salta un grupo de locas a
gritarte machista. Y ese es el punto. El mensaje a veces llega turbio porque
quien lo emite elige un canal poco amigable para hacerlo.
¿Y
acaso eso sólo lo sabe hacer Hollywood? Claro que no, acá tenemos mucha gente
interesante que sabe hacer llegar el mensaje que quiere emitir. Luego del
escándalo Facundo Arana y Muriel Santa Ana, Twitter se transformó en un
verdadero foro de debate sobre el aborto, demostrando no sólo que la sociedad
si está preparada para debatirlo sino que también tiene ganas de hacerlo. En el
debate, como en todos los debates, se leyeron cosas insoportables, cosas
desagradables y cosas coherentes también. Pero yo me quedé en particular con un
hilo de tweets que tiró la user Sol
Despeinada, demostrándonos a todos que si queremos podemos hacer los
debates más interesantes que las agresiones y más atractivos de lo que
Hollywood suele hacerlo.
Creo
que esa pared que impide que el mensaje del feminismo llegue a los demás la
pone el emisor cuando elije hacerlo a los gritos y no en ambiente de algarabía
o sentándose con paciencia a explicar. A veces la forma en la que decimos las
cosas opaca eso que queremos decir, por eso digo que a veces la forma no deja
ver el fondo. Y quizás sean las formas lo primero que debemos cambiar.
Publicado
por Juani Martignone
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