Chimenteros que evolucionan en feministas


¿Qué pasaría si este año en la tan esperada apertura del Bailando por un sueño la escena comienza con una mesa redonda en la que se encuentran Horacio González, María Pía López, Beatriz Sarlo y Santiago Kovadloff discutiendo sobre la idea de país que queremos? Creo que al menos sería raro, nos descolocaría.
La pregunta válida ante esta situación es: ¿le creemos a Tinelli con lo que está haciendo? Para entender mejor el concepto ¿Le creeríamos a Roman Polanski si mañana se adhiere a una manifestación en contra de la pedofilia? Si fuéramos bien intencionados podríamos pensar que estas personas están un proceso de cambio de sus ideales o de su forma de presentarse ante el mundo. Lo que sí es innegable es que la primera reacción es de sorpresa.
Esto me pasó cuando vi a Florencia Freijó sentada en el sillón de Intrusos. Quienes venimos siguiendo a Economía feminista desde el estallido de “Ni una menos” en 2015 vemos a Florencia como una de las piezas claves de esta organización que nos cuenta en números la diferencia entre géneros que hay en ingresos, horas trabajadas, cantidad de puestos de trabajo, cantidad de puestos de poder, etc. Cabe destacar que en su paso por el programa, que hasta ayer era un programa de chimentos, demostró que no le hizo falta enojarse ni tratar de imbécil ignorante a Araceli González sino que con paciencia, sororidad y pedagogía la llevo a reconocer que había dicho una burrada y que su lucha en la vida no era más que una lucha feminista. Pero confieso que la primera impresión fue rara. Rara porque aún está fresca la imagen de las vedettes dando la vueltita para que la cámara les enfoque la cola, o Wanda Nara hablando de su virginidad o Eliana Guercio cacheteando a Marcelo Polino.

Florencia Freijó en Instrusos el 25 de enero de 2018

El conductor de Intrusos es un capítulo aparte. Su relación con las mujeres no son las más feministas que podríamos considerar si recordamos que trató de atorranta a Tamara Paganini por bailar en el caño, de insana a su ex mujer por pretender el 50% del patrimonio, de “zorra tucumana” a Marianela Mirra, su amante de turno o de “Niña troly” a quien luego fuera su novia. Por eso no puedo dejar de marcar las sensaciones encontradas que me genera que el mismo señor invite a su programa a exponentes del feminismo para que nos cuenten de qué se trata todo esto.


Confieso que con mi novio todas las noches llegábamos a casa y poníamos en Youtube el programa de esa tarde de Rial y cuando terminaba nos quedábamos un largo rato debatiendo los conceptos. Nos topamos con una Julia Mengolini diciendo “si te gusta no es abuso, es cortejo” con una Señorita Bimbo diciendo “Para el varón es insoportable la carga de una sociedad machista” y con una Luciana Peker afirmando que “En Argentinas los espacios más machistas son la televisión y el sindicalismo”. Enriquecedor. Que estos temas estén en la TV abierta es realmente enriquecedor y más aún si se hace de un espacio que es en el que uno tradicionalmente no iría a buscar estos conceptos.
Entonces ¿cómo fue que se pasó de discutir quien le puso el apodo “mucamita” a Pampita a discutir cuestiones de género y de sociedad patriarcal? Quizás la respuesta sea que Rial, Intrusos o la sociedad entera están en un proceso de desconstrucción de sus pensamientos, o sea, un proceso de desaprender todos aquellos conceptos que tenemos incorporados para aprender nuevos más maduros, más pensados. ¿Debemos juzgarlo por esto? La respuesta está mirándonos a nosotros mismos. Pensemos cómo pensábamos nosotros hace unos años. Cuando recuerdo que a mí me parecía perfecto que en una entrevista laboral se le pregunte a una mujer si pretendía quedar embarazada en un tiempo breve me quiero morir, me da vergüenza contar que alguna vez pensé eso. Pero después entiendo que la vida no es sólo lo que fuimos sino también lo que somos y creo en la posibilidad de redención o de cambio de pensamientos si es genuino. ¿Acaso vamos a negarle a Rial y compañía esta posibilidad?
Respecto de lo genuino del viraje ideológico es justo que nos preguntemos cuándo el conductor va a invitar a todas las mujeres a las que les hizo daño con su machismo para contarles que estaba equivocado y que les debe una disculpa. Y si de búsqueda de la autenticidad del discurso se trata también podríamos preguntarnos por qué salvo Florencia Freijó de Economía feminista, todas las demás exponentes del feminismo que tuvieron micrófono fueron sólo aquellas que escriben en el suplemento Las 12 y que a su vez son columnistas de la radio Futuröck ¿acaso la Argentina no cuenta con otra exponentes del feminismo que no sean chicas jóvenes, desprejuiciadas, cool, rockeras y de lenguaje combativo al mejor estilo Male Pichot? Que también fue invitada a participar.


Por otro lado las exponentes que aceptaron la invitación del (ex) programa de chimentos se “justificaron” (y digo justificar porque en el caso de Luciana Peker fue hasta ayer desde Twitter una gran detractora de Rial y todo lo que genera). Dijeron que es un medio de difusión que deben aprovechar no importa quien sea. Seguramente Meryl Streep no aceptaría participar en una película de corte feminista producida por Harvey Weinstein sólo por la difusión si pensamos que es para redimirse de los abusos que cometió. Y si de difusión hablamos, una cosa es aprovechar el espacio que alguien brinda por el motivo que fuere, rating, moda, ganar más dinero. Y otra muy distinta es llenar de alabanzas a quien te brinda el espacio y agradecerle como si estuviese cometiendo un acto heroico cuando quizás esos motivos son rating, moda o ganar más dinero.


Tampoco es muy feliz decir que esta difusión es buena porque le llega a las televidentes de Intrusos que jamás se cruzaron con algún discurso feminista. Porque no hay nada más machista que el concepto de “Doña Rosa” la señora que está a las dos de la tarde en la casa planchando y mirando chusmeríos baratos por TV porque su situación nunca le permitió cruzarse con un libro de Virginia Woolf. Ese programa lo miran varones y mujeres de todas las edades y de todos los estratos sociales y culturales porque están al pedo o porque les copa. Justamente de eso se trata la televisión, de evitar las estratificaciones, de que todos se sientan representados y a gusto dentro de la caja boba. Es una contradicción querer destruir prejuicios de género partiendo de uno.
Por último, como a mí no me gusta que me digan sobre qué tengo que escribir como si todo se tratara de un delivery populista, tampoco le voy a decir al dueño de un programa sobre qué tiene que hablar por más sesgada que sea su visión. Es el principio de la libertad de expresión que siempre voy a respetar. Primero voy a celebrar que se abran estos nuevos espacios de debates y de temas que creo son urgentes para una sociedad que mata a una mujer cada 30 horas por el simple hecho de ser mujer. Segundo voy a utilizar mi espacio para responder la pregunta que me hice antes: estas exponentes no son las únicas con las que contamos, tenemos más, muchas más.
La Argentina tiene una larga tradición en el feminismo, desde Lola Mora que sin saber lo que generaba a fines del siglo XIX se animó a ser la primera mujer escultora, uso pantalones porque se sentía cómoda para martillar con fuerza el mármol, se casó con un señor 17 años menor que ella cuando ya había pasado los 40 y fue siempre su propio sostén económico. Y aunque les parezca inverosímil siempre militó en el partido conservador. Podríamos seguir con Alicia Moreau de Justo que hizo esfuerzos enormes para transformarse en la primera médica del país y con ella todos los esfuerzos que hicieron con las sufragistas argentinas que terminó de cerrarse con Eva Perón desbarrancando el mito del voto “universal” y dándole la posibilidad a la mujer de votar. Contemporánea a ellas podemos hablar de Victoria Ocampo que fue la que tradujo por primera vez la novela feminista “Orlando” y nos inundó de esas ideas desde el principio del siglo XX con entrevistas a grandes pensadores del mundo en su revista Sur.
Y hoy además del suplemento Las 12 tenemos grandes divulgadoras del feminismo, por nombrar algunas, tenemos a las dos de las fundadoras de “Ni una menos” Valeria Sanpedro y Marcela Ojeda que hacen un programa en Radio Nacional llamado “Mujeres de acá”. Dora Barrancos es investigadora e historiadora del CONICET y se ha dedicado a estudiar el desarrollo del feminismo en la Argentina. Diana Maffia fue de las primeras mujeres en el país que estudió filosofía y letras y contra todos los pronósticos de los varones letrados hoy es la titular de la única cátedra en la región de “Filosofía feminista” en la UBA. Hinde Pomerianic desde el suplemento de cultura que dirige en el portal Infobae no se cansa de divulgar aquellas perlas difíciles de llegar como la feminista nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie.
Seguramente todas estas lecturas no tienen el punch de las chicas jóvenes y cancheras que van a Intrusos o twittean desde las vísceras caiga quien caiga y es por eso no llegan tan fácilmente a las adolescentes con aspiraciones cool. Ahora si no sos de esas chicas, o sos un chico, o todavía no sabes, pero queres empezar a desconstruirte te recomiendo el “evolucionado” programa de Rial y si seguís enganchado y no te aburre tanto leer te recomiendo que sigas con algunas otras. Yo te dejo estas:


Publicado por Juani Martignone
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