Discursos violentos, sociedades violentas


Se nos ha vuelto una costumbre escuchar que cada día las sociedades están más violentas, que para robarte $3 son capaces de matar, que existe gente capaz de inmolarse por cuestiones religiosas, que las descalificaciones sean moneda corriente en las discusiones, que el no hablarse los unos con los otros sea la normalidad si no coinciden en ideología, que el bullying crece y no se sabe cómo pararlo, que a pesar de vivir en un mundo que amplía derechos la violencia institucional es cada vez mayor. Y como no soy Aníbal Fernández no diré que esto es una percepción creada por los medios, es real. Quizás no tan magnificada como se muestra en los canales de 24hs de noticias pero real al fin. Pero el punto que sería interesarse preguntarse es cómo surge esta violencia, quién la fomenta ¿o simplemente surge de nuestro propio ser porque como diría Nicolás Maquiavelo el hombre es malo por naturaleza?
Uno de los factores que sin dudas generan sociedades violentas son los discurso violentos, pero no los discursos del tachero facho que te tocó en gracia cuando querías volver a tu casa rápido porque te agarró la lluvia, sino aquellos que pronuncian figuras que tienen cierto poder y/o cierto status en la sociedad. Como se dice, la violencia que se emite desde la punta de la pirámide viaja de arriba hacia abajo llegando por completo hasta la base. Por eso cuando alguien que tiene una posición de poder (la punta de la pirámide) brinda un discurso plagado de odio es lógico que toda la masa que lo esté escuchando (la base de la pirámide) se llene de ese mismo odio. Y es por eso también que esas personas son las que más responsabilidad tiene en toda la escala de la sociedad cuando hablan.
El último 16 de mayo conocimos dos casos puntuales y de lugares bien distintos pero que ambos denotaban un cierto grado de violencia para un sector de la sociedad, que en ambos casos era el mismo: la comunidad judía.

Imagen del film de 1999 American History X donde se muestra la influencia de nazismo en la actualidad


El primero fue el caso de un video que en realidad es del 2015 pero que hoy se ultra viralizó y es el de la ya famosa profesora nazi. Una profesora de historia que se dedica a contar las “cosas buenas” que hizo Hitler porque pareciera que lo importante en una líder político no es que haya matado 6 millones de personas sino que haya recuperado los trenes de su país. Aclarar mediante generalizaciones maliciosas todos los aspectos malos del judío como si eso le diera el soporte suficiente para justificar uno de los genocidios más grandes de la historia universal. Dato que le parece menor porque si Stalin o Mao lo hicieron por qué debería estar mal Hitler. El mal de muchos es el eterno consuelo de los argentinos, si el candidato que uno votó robó lo justificamos con que el candidato que el otro votó también robó. Nunca nos planteamos que quizás todos están mal, lo que robó un candidato y lo que robó el otro, el genocidio de Stalin, el de Mao y de Hitler también.


Entonces cada vez que pensemos por qué los jóvenes justifican el mal propio con el ajeno pensemos que detrás de ellos hubo alguien a quien ellos respetaban, alguien que se suponía más culto, alguien con más autoridad y prestigio que mediante un montón de frases hechas dignas de un barrio y no de un espacio intelectual, fomentó estas justificaciones al afirmar que en efecto la comunidad judía “se las buscó por prestamistas, por cerrados, por no ayudar a Alemania”. Y sus alumnos compraron y por eso la defendieron, y ¿cómo no van a comprar y defender? Si el discurso que baja de la punta de la pirámide siempre llega intacto y sin cuestiones hacia la base. Sin cuestiones. Incluso con la cantidad de errores históricos que dijo sacados de leyendas urbanas. Otro karma bien argentino: tomar lo viene de arriba sin ponerlo en discusión, nunca intentar hacer un camino propio a la búsqueda del conocimiento, que alguien me cuente la posta. Y si una profesora me cuenta que Hitler no fue tan malo como quizás lo pintan ¿por qué demonizarlo?
El segundo caso que conocimos también el 16 de Mayo fue el del periodista Santiago Cúneo, que tiene su programa en Crónica TV con un estilo irreverente, yo más bien diría violento. A tal punto de tratar de “pelotudo” al presidente en cámara o pedirle a un ministro que le “chupe un huevo” o de tratar de “conchuda” a una periodista de su mismo canal porque no está de acuerdo con sus ideas. Violencia que repudio cuando se emite por TV y llegan a miles de personas aunque cualquiera se esté en su claro derecho de pensar exactamente lo que dice este hombre. Porque ésta hace que el público se cargue de más violencia  y arenga a tener justamente sociedades más violentas.
Pero aunque estén los que siempre justifiquen el discurso violento como “el estilo” de alguien en este caso el periodista que se asume peronista, nacionalista y que en el pasado tuvo simpatía con el movimiento carapintada, desplegó todo su odio y su discurso violento (perdón, su estilo) contra la comunidad judía afirmando que existe un “sionismo internacional” y volviendo a la idea que la profesora nazi había emitido de que el judaísmo es cerrado al país en el que vive, cuando los apuró a que confirmen si son o no argentinos. Todo esto en TV en vivo ante la mirada pasiva de los periodistas e invitados al programa que lo acompañaban.


Al parecer el neo nazismo tiene una debilidad por afirmar datos que se recontra comprobaron que son falsos como cuando Cúneo citó el “Plan Andinia”. Una leyenda urbana se sacó a rodar un profesor de la universidad (al parecer también nazi) que afirma que la comunidad judía hizo un arreglo para quedarse con toda la Patagonia argentina. Un dato que no tiene una sola prueba que lo confirme salvo algunos profesores que lo aseguraron justamente sin pruebas. Porque en este país si alguien con poder, ya sea un profesor, un periodista o una presidente te dicen “No tengo pruebas pero tampoco tengo dudas” ya está, caso cerrado, le creemos sin más.


Lo grave de instalar tanto en las escuelas como en un grupo numeroso de televidentes la idea de que existe una conspiración judía para adueñarse del mundo es que el odio puede avanzar en un in crescendo que muy a la larga nos puede llevar a otro holocausto. Porque para quien aún no lo sabe estas ideas de conspiración judía fueron las que llevaron a Hitler a querer borrarlos de un plumazo y fue por eso que se cargó a 6 millones de tipos,  para cortar con esa conspiración que él sentía que era inminente, como ese Plan Andinia que cree Cúneo.
Y por supuesto nos vamos a encontrar con esos que te corren con “el mundo lo manejan los judíos” porque conocen a 3 gerentes de empresas importantes que son judíos, o “en la tele son todos judíos” porque se enteraron que Suar y Leuco son judíos. Y a toda esa gente le propongo que hagamos un censo mundial para ver si la mayoría de las posiciones de poder son ocupadas por judíos. En nuestro país, por ejemplo, tuvimos hasta presidentes musulmanes, pero judíos nunca. Se sorprenderían al enterarse que la mayor cantidad de posiciones de poder son ocupadas por varones, blancos, cristianos.
En la novela “Cadáver exquisito” Agustina Bazterrica propone un cambio de foco en la mirada muy interesante. Cuenta todo el proceso que se le hace  la carne animal pero cambiando a la vaca, al cerdo o al cordero por un ser humano, y así es cómo uno reacciona de la crueldad con la que nos manejamos con la simple excusa de comer. Yo propongo un cambio de foco  de este estilo para pensar el tema de la conspiración judía y nos preguntemos cuantos focos de poder manejan los católicos. En argentina, por ejemplo, manejan el 41% de las escuelas, entonces ¿estamos en condiciones de afirmar que el catolicismo tiene un plan para adoctrinar a los niños argentinos en su iglesia para así dominar el país? Y si pensamos que el 95% de la población argentina está bautizada nos vamos a convencer más de que existe un plan manejado desde el Vaticano para gobernar el mundo. Una locura. Lo mismo que pensar que desde el Estado de Israel se tiene un plan para quedarse con manejo del mundo entero.
Hace muy poco el periodismo y los medios tradicionales advirtieron de las fake news y de la importancia de tener un editor responsable ¿qué responsabilidad tiene un editor que permite que un periodista en su canal pronuncie un discurso antisemita y judeofóbico? ¿Qué aporta al debate público las enseñanzas de la profesora nazi y las editoriales de Cúneo? Si estos discursos lo emitían un grupo de personas comunes sin nombres conocidos en las redes sociales Amnistía Internacional hubiese dicho que se trataban de cibertropas que quieren dar mensajes de odio, trolls pagados por un call center. Lo curioso es que hoy nos enteramos que el periodista, luego del escándalo, decidió renunciar al programa. O sea, que un montón de gordos (a quienes llaman trolls formando una cibertropa) nos indignamos desde el sillón de nuestras casa con un mismo acto y comenzamos a repudiarlo (acto al que le llaman ciberataque) y ese movimiento hizo que por fin el INADI y el canal emitan un comunicado de repudio. No lo logró ningún medio tradicional con sus editores responsables. Pasó inadvertido en C5N, TN, Clarín o Página 12, sólo algunos periodistas de la llamada “Corea del centro” como Ernesto Tenembaum o María O´donnell, o bien Florencia Etcheves lo advirtieron desde las redes. Si, ese lugar donde algunos creen que es una cloaca que ensucia el debate público y que esta vez fue el único que se indignó por discursos antisemitas en TV.
Aquellas figuras que se encuentran en posiciones de poder, ya sean educadores, periodistas o figuras públicas, deberían emitir sus discursos primero que nada basándose en datos comprobables y luego tratando de incluir a todos, y con esto me refiero a que no deben ofender a ciertos sectores de la sociedad por más minoritarios que sean. Y lo deben hacer porque tiene una responsabilidad. Porque no son el tachero facho que te toca una vez cada tanto y que le decís todo que si porque lo único que querés es bajarte de ese auto.
Y sé que acá son fans de la oratoria fuerte, sin pelos en la lengua que pretende descalificar y aniquilar al que está en la vereda de en frente de nuestra ideología pero tenemos que entender que si somos uno de esos privilegiados que se encuentran en la punta de la pirámide social cuanto más violentos sean nuestros discursos más violentas serán nuestras sociedades. Y quizás algunos sólo estén buscando eso.

Publicado por Juani Martignone
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