La realidad según un HCO


En una entrevista televisada Juan Grabois recuerda el drama de la Argentina en 2001 y decide graficarlo con esta anécdota “Una experiencia muy fuerte para mí fue cuando me fui a vivir a la Patagonia por un par de años y armé una escuela de formación de cooperativistas y justo una clase tocó un 20 de diciembre y todos estaban recordando esos momentos y los pibes más universitarios, los más militantes, lo recordaban como una gesta heroica del pueblo, que algo de eso hubo porque hubo una rebelión popular frente a un gobierno que estaba hambreando a la sociedad. Pero los cartoneros, la gente más humilde empezó a contar el sufrimiento que ellos habían padecido, que ellos no habían estado ni en la plaza de Mayo, ni en ninguna otra plaza del país sino que habían estado o en los saqueos porque no tenían ni para comer o revolviendo la basura para comer (…)”


Lo que describe entre otras cosas Juan con este pequeño relato es a los coloquialmente conocidos como HCO (hippies con OSDE), esa gente que presume conciencia social y pretende cambiar el mundo (hippies) desde el punto de vista de alguien con privilegios (con OSDE) sin atender que la suya es una posición muy distinta a la del sector que ostenta defender. Como bien dice Grabois hay un sector culto y privilegiado que ve la realidad desde el marco de las ideas y otro sector que no puede conceptualizar la realidad simplemente porque la padece. Y aunque las intenciones de un HCO no son malas esa distancia que tiene con la realidad cruda por momentos lo vuelve un desalmado.
La realidad según un HCO es una lucha en la que deben prevalecer las ideas por sobre la cotidianeidad. En los últimos días tuvimos un abanico florido de ejemplos de HCO queriendo bajar conciencia social mientras lo único que hacían era demostrar su profundo desconocimiento sobre el día a día de la gente común, la “no privilegiada”.
Y es así que nos encontramos con una Malena Pichot cacareando que si una chica “elige” a un ginecólogo varón le está siendo servil al sistema patriarcal, cuando en Argentina más del 70% de la personas no eligen el profesional médico con el cual atenderse porque acuden a la salud pública o a la obras sociales. Malena nació, se crió, se desarrolló y aún vive con la cobertura de OSDE en la cual te dan el privilegio de elegir al profesional con el cual atenderse. Esa es su visión de conciencia social: rebelarse ante una empresa privada a la que ella le paga por un servicio básico como la salud diciendo “no quiero tipos en mi vagina”. No es casual que el público donde más “pega” este personaje es el marcado por adolescentes y jóvenes educadas en colegios privados, con todas las necesidades cubiertas y las posibles emergencias también, que tienen trabajos cool que les permiten darle el lujo de visitar centros culturales para dialogar con gente de su misma clase. Imagínense que una chica que se comió 9 horas de cola para que le den un turno para dentro de 2 meses en hospital público no se dará el lujo de rechazarlo si le tocó un varón porque sabe que no se atiende nunca más.
Otro más explícito fue el caso de Delfina Rossi que en un programa de TV adjudicó la tristeza del pueblo a que debe cambiar a sus hijos de escuela por escuelas públicas o que no llegan a pagar OSDE (Si, dijo OSDE). Para Delfina, que fue criada en colegios carísimos del exterior, parece que no poder pagar un colegio y tener que “caer en la escuela pública” es un flagelo, curiosamente en coincidencia con lo que piensa nuestro actual presidente. En este país en el casi el 30% de la población se encuentra bajo la línea de la pobreza, según su visión de la realidad un pobre no se pone triste porque tiene que comer todos días arroz o fideos secos, se pone triste porque no puede pagar OSDE y tendrá que “caer en la salud pública”. Ejemplo más HCO no se consigue.
Pero lo que seguramente nos llegó a todos por igual y de todos lados, incluso de gente “no famosa” fue la horda de reclamos que hicieron los HCO por aquellos que no se adherían al paro general celebrado el pasado martes 25 de septiembre. Y fue tal, que la consigna del programa radial de Marcelo Zlotogwiazda era “¿Por qué elegís adherirte al paro? O ¿Por qué elegís ir a trabajar?”. Los memes replicados una y otra vez en redes sociales marcaban los derechos adquiridos gracias a los paros como dando a entender que quien no paraba no los merecía. Y el sumun fue un tweet de la cuenta @lauravi en el que se percibía ese tono de patrona de estancia acusando a quienes trabajaban en pleno paro de “carneros”, como diciendo “¿Qué tenes más importante que luchar por tus derechos? ¿Trabajar?”




Lo que ninguno de todos estos HCO sabe es que muchos de los que trabajamos no tenemos la opción de parar aunque lo quisiéramos hacer, porque no todos somos dueños de la empresas en las que trabajamos, porque no todos trabajamos en empresas cancheras donde para relajarnos jugamos ping pong entre tarea y tarea, porque no todos tenemos la posibilidad de hacer home office, porque aunque la huelga es un derecho no todos tenemos ese jefe copado que va a tomar bien que un día no vayas a trabajar por defender un ideal o plantear un reclamo. Los que trabajamos en relación de dependencia en empresas que no son al estilo Google, o en pymes o los que son cuentapropistas no podemos darnos el lujo de arriesgar nuestros trabajos o la posibilidad de no llevar el mango a casa por defender nuestras ideas y mucho menos en tiempos de crisis. Como sé que esta no es la realidad de un HCO entiendo que se enojen y nos griten, y entiendo que ni siquiera sepan que uno no siempre hace lo que quiere, sino lo que puede.
En mi vida laboral viví 7 paros generales, tanto en el gobierno actual como en el anterior y aunque en algunas ocasiones sentía que debía reclamar, nunca pude hacer huelga porque sabía que se me iba a mirar mal, sabía que si lo hacía iban a encontrar alguna excusa encubierta para castigarme por parar. Y esta es la realidad de varios trabajadores que a muchos les cuesta ver.
La realidad según un HCO es una ficción. Primero porque tiene una disforia de clase: creen ser de una clase que no son. Segundo porque tiene una disforia de la realidad: cree que la realidad suya es la misma que la de todos. Pero lo más grave que tiene un HCO es que a pesar de estas disforias siempre tiene la lengua para hablar por los demás y el dedo bien alto para acusar.  

Publicado por Juani Martignone
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