Todos los varones deberíamos ser feministas


La charla TEDx que hizo famosa a la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie se llama “Todos deberíamos ser feministas” y nos cuenta con la simpleza y el humor que la caracterizan sobre el patriarcado y los efectos que genera en las personas. Apunta a pensar un mundo más justo donde mujeres y varones podamos ser más auténticos sin tener estar atados al estereotipo femenino/masculino que esperan de nosotros. Destruye la idea de feminismo como potestad única de las mujeres y la plantea como su definición en el diccionario: pretender la igualdad de sexos. Plantea que un feminista es un varón o mujer que considera que hay problema de género tal como está hoy y trabaja para solucionarlo o hacerlo mejor. Finaliza “El mejor feminista que conozco es mi hermano Kene. Él es también un tipo guapo, hombre encantador y es muy masculino”


Durante la semana una campaña contra el acoso callejero se hizo viral. Y por consecuencia generó su respectiva polémica. Los tres spots propagandísticos de claro corte feminista eran protagonizados por tres pares de varones en los que uno de ellos hacía entrar en razones al otro respecto de la violencia machista, en tres aspectos: violencia doméstica, violencia callejera y violencia digital. Cuando lo vi tuve esa sensación que te da cuando te das cuenta que la solución a un problemón estaba ahí nomás, al alcance de la mano.
Desde Junio de 2015 que algunos venimos machacando palabras como “patriarcado” “opresión” “heteronorna” y miles de etcéteras. Levantamos un cartel en las redes, cambiamos nuestra foto de perfil, nos colgamos un pañuelo y hasta le agregamos corazones de colores muy específicos a nuestro user name para que identifiquen nuestra lucha en un golpe de vista. Preguntamos cómo colaborar y nos mandaron al fondo de una marcha y nos pidieron que nos callemos y sólo escuchemos. Y escuchamos. Y era momento de hacer algo porque a pesar de todo, las cifras nos dicen que la situación actual no es muy distinta a la de aquel Junio de 2015.
Entendimos que el patriarcado pone al varón cis en una posición de privilegio por encima del resto y eso lo lleva a ejercer consiente o inconscientemente violencia de todo tipo hacia los oprimidos desde la más mínima hasta llegar a matar a una mujer cada 30 horas por una cuestión de género. Por lo tanto, en el acoso callejero, quien debe cambiar es el varón, porque el problema no es de la mujer por cómo se viste, el problema es del varón que es violento con sus comentarios. Y quien mejor para hablarle a un varón que un par, otro varón. No un juez demostrando toda su autoridad, ni una mujer exigiéndole y gritándole “troglodita”, sino alguien como él, alguien que podría ser él. ¡Voila! Era por ahí. Como cuando somos adolescentes y nuestra vieja nos dice que estamos tomando mucho y no le hacemos caso porque “ella no entiende lo que es ser joven y le gusta romper las pelotas” y de repente vino tu mejor amigo y te dijo lo mismo y te cayó como un balde de agua fría “si me lo dice él por algo es ¿será tan así?”. Bueno, esa lógica aplicaron los spots viralizados.


Entre las miles de charlas que he tenido con mis amigos varones para intentar deconstruir su masculinidad estereotipada siempre recibí “esas feminazis que no paran de romper las bolas”. Pero en esta oportunidad no se lo dijo una “feminazi” y el video se hizo viral.
Y por la viralización se armó el debate. Un sector feminista más cercano al radfem sintió injusto haber estado tanto tiempo intentando dejar una idea y que no pegue y de repente viene un varón, lo hace y pega. Pero no sólo lo sintió injusto sino que se enojó con eso y hasta lo acusó de mansplaning (concepto terriblemente machista que remite a un varón explicando a una mujer de modo infantilizado cómo son las cosas). Volvieron a sacar el feminómetro y a medirle la calidad al feminismo y como hicieron con las feministas de derecha y con Jimena Barón en Showmatch se reservaron el derecho de admisión y permanencia en el movimiento. Sólo que esta vez con los varones, así como quien va en camino a un movimiento de paladar negro, radical y extremista. Nunca se preguntaron en qué pudieron haberle errado o si el patriarcado es un sistema que oprime tanto a varones como mujeres. La verdad está allí, en las mujeres de centros culturales que no usan corpiños y discuten a Beauvoir, nada tiene para aportar los tipos que difunden fotos picantes de sus “garches”.





La lucha de la mujeres no es la misma lucha de los varones nos dijeron y nos womansplanearon (¿?) el feminismo. Aparentemente algunas no buscan igualdad sino protagonismo, o bien, como en su momento nosotros no pudimos, hoy ellas no pueden ver cómo el patriarcado nos afecta a los varones también. Y entonces pensé en Chimamanda que nos instaba a todos (varones y mujeres) a ser feministas y fue así que me pregunté ¿por qué los varones deberíamos ser feministas?               
Puedo arrancar por lo que comenta Ngozi en la charla TEDx sobre la presión económica que tiene el varón en una sociedad patriarcal: dos adolescentes que reciben la misma plata de sus padres si quieren tener una cita romántica el que debe invitar es el varón. Y ese pequeño granito de arena se transforma en un médano cuando siempre el varón se ve obligado a invitar, en cambio, en un mundo igualitario, un mundo más feminista, invitaría quien más gana por ejemplo. Y ese médano se transforma en el desierto de Sahara cuando el varón carga con la presión de ser el macho proveedor en toda circunstancia y es por eso que los motivos más habituales de suicidios en varones son los motivos económicos. No tenía trabajo, no podía mantener el tren de vida en el que acostumbró a su mujer.
Seguiría por la relación de los varones con los niños ¿qué juez le daría la custodia completa al padre? parece nadie se cría mejor que con su madre, aunque sea nociva, siempre es mejor que un padre que tiene algo colgando entre las piernas no le permite criar a otro ser humano. La tan venerada AUH se le entrega por ley a la madre ¿Quién puede administrar mejor el dinero de un niño que una mujer? Sólo la ley permite entregarla al padre en caso de fallecimiento de la madre. Pero eso no es patriarcal, es “empatía social”. Cuando me quedo jornadas largas al cuidado de mi sobrino, algunos preguntan “¿Y cómo haces? ¿Cómo te arreglas?” del mismo modo que lo hace la madre que lo cría sola, no veo la diferencia de capacidad por género. Pero esta matriz social entiende que a mí me costará mucho más que a mi hermana porque al nacer varón, no nací para esto. Entonces me pregunto ¿qué padre o qué madre dejaría a su hijo a los cuidados de un niñero? ¿O en un jardín de infantes donde todos los maestros son varones? ¿Acaso todos los varones somos pedófilos per sé? ¿O es otra construcción del patriarcado que pone siempre a la mujer como la hembra al cuidado de la casa y al varón como macho proveedor? ¿Será por eso que los varones no conocemos cuál es el mejor antigrasa o cuanto subió la leche porque eso sólo lo saben las “expertas en ahorro y reinas del hogar”?
Además el patriarcado nos volvió unos simios imbéciles que colapsamos si no tenemos cerca una mujer que cosa el botón de la camisa que se nos salió o si nos tenemos que tejer nuestra propia ropa de invierno. En cambio el sólo hecho de nacer con pito nos hizo expertos en cambiar cueritos de canillas, usar un taladro, arreglar el motor de un auto y hacer asados.
El patriarcado también es el culpable de que nos miren raro si llegamos con una macetita de flores para poner en nuestro escritorio de la oficina, si adornamos con pirámides energéticas o si todavía después de más de un año seguimos llorando la muerte de nuestro padre.
Actuá como un hombre. Apretá la mano fuerte cuando saludas porque así saludan los hombres. No llores en público van a pensar que sos un maricón. Tenés que ser agresivo para demostrar autoridad, comerte la cancha, un hombre con todas las letras. ¿Cómo no te gusta el fútbol? Nunca te sientas mal por ser infiel está un nuestra naturaleza. Que nadie te trate como a una secretaria.
Pero claro, derribar al patriarcado es sólo una lucha de mujeres, parece que las nuestras son otras. Esa idea de que la violencia machista se va a terminar el día que la sociedad sea igualitaria respecto de los trabajos y las actividades que desarrollan varones y mujeres parece no estar en discusión. Romper con los estereotipos del género masculino y el género femenino para que indistintamente podamos desarrollar las actividades que nos hacen felices tampoco entra en este debate. Y si entra, no somos los varones los indicados para aportar al tema porque nuestras luchas son otras.
El día que ese sector radicalizado del feminismo entienda que los varones queremos aportar a la discusión porque el machismo y el patriarcado también son violentos con nosotros, entenderán la diferencia entre feminismo y hembrismo. Por eso, todos los varones deberíamos ser feministas.

Publicado por Juani Martignone
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