Facebook te escucha


Una vez más el movimiento feminista sacudió a la sociedad con la denuncia de Thelma Fardin y nos demostró como ya lo viene haciendo desde al menos el 2015 que lo que nos vienen a proponer no es un cambio de cosmética, una cara nueva para los próximos cuatro años, solucionar sólo la coyuntura sino que más bien nos vienen a proponer una cambio cultural radical y transversal como nunca un partido político lo hizo o lo propuso.
Luego de este caso el cambio cultural se hizo notar, las denuncias se multiplicaron un 250% y las redes fueron invadidas por miles de testimonios de personas que ahora también después de mucho tiempo pudieron hablar, Encontraron un sector de la sociedad dispuesto a escuchar sin importar cuanto pasó o si no están seguros qué pasó. Sólo escuchar, guiar y asesorar.
En la vereda opuesta siempre encontramos lo mismo: resistencia al cambio y a pensar nuevas formas, atomizar y personalizar los casos para desacreditar la calidad de cultural (“no somos todos así, son dos o tres”) y conservar y/o restablecer las cosas al pasado conocido que consideran bueno (“ya no se puede hacer ningún chiste, antes nos reíamos más”). En definitiva son un movimiento que no propone ningún cambio antes los males que suceden como los femicidios, los abortos o las violaciones, simplemente se niegan a los cambios culturales propuestos aludiendo a su entorno conocido.
De esta forma fue que hizo viral la noticia del adolescente, Agustín, que se suicidó tras recibir el escrache por parte de una amiga que lo acusó falsamente de abusador. Sin entender demasiado de lo sucedido, este drama sirvió para desacreditar el movimiento de denuncias de abusos sexuales: “están saliendo a inventar abusos por despecho”. En un mismo día 5 varones violaron a una nena de 14 años en Miramar, 7 violaron a una adolescente en Villa Elisa, y en Las Lajitas 4 varones fueron acusados de violar a una nena de 14 años también. En un mismo día. Pero claro, esta gente que todavía se lleva estadística a marzo, cree que un solo caso habla la sociedad entera. Si volvemos a la estadística sabemos desde la clase uno que van a existir casos que queden fuera de la campana de Gauss pero esa campana va a alojar a la mayoría, va a intentar resolver un problema social. Lo demás deberá tratarse como una excepción y probablemente con mayor complejidad.

Agustín, el adolescente que se suicidó luego de recibir una falsa denuncia de violación


Pero para no menospreciar las excepciones es importante saber qué sucedió en casos como el de Agustín para tomar los recaudos y que no vuelvan a suceder ¿Qué se puede hacer con una adolescente que se enojó con un amigo y le inventó una acusación para mancharlo con su lucha feminista para que luego ese acusado no llegue al suicidio? Lo primero que me remite el caso es que los adolescentes están solos ¿Tiene esa chica un espacio en el cual compartir sus enojos y las formas que usará para “tomar represalias”? ¿Tiene amigas, familia, un espacio en el colegio? ¿Tienen los adolescentes un espacio en la sociedad que los ayude a discernir entre lo que es un abuso y lo que no lo es? Ciertamente desde el 2006 tienen una ley de educación sexual integral (ESI) que les permitiría discernir, comentar y debatir todos los temas de índoles sexuales que atraviesan los adolescentes porque quizás sus familias no están preparadas, sin embargo no se da en todos lados. Sin embargo los opositores al feminismo se oponen fervientemente a esta educación.



También es justo decir que a pesar que la familia se encargó de decir por todas las vías que Agustín tenía otros problemas y que el último escrache fue el desencadenante final para tomar la decisión del suicidio ¿Qué contención tuvo este adolescente? ¿Las redes sociales? ¿Las mismas redes que lo acusaron?
En el año 2016 tuve la suerte de participar de un evento TEDx en el que Sebastián Bortnik habló sobre grooming, sobre como padres, adultos y docentes dejamos a los chicos solos en las redes porque ellos “la tienen clara” y lo que no sabemos es que estamos dejando a niños solos en un boliche lleno de adultos en que puede suceder cualquier cosa, cualquier perversión, cualquier escrache injustificado, cualquier incitación al suicidio.

https://www.youtube.com/watch?v=0wZjKOulodo

Nadie está con los chicos cuando nos necesitan, ni la familia, ni la escuela, ni el Estado. Y cuando dejamos esos espacios libres, las redes sociales los vienen a llenar porque sentimos que Facebook siempre nos escucha, sentimos esa necesidad de mostrarnos tal como somos (o como pretendemos ser) porque del otro lado siempre están esos voyeristas que nos van a adular, esos kentukis que nos cuenta la última novela de Samata Schweblin. Cada me gusta es un símbolo de aprobación, es un apoyo, es un “no estoy solo”. Las redes entienden lo que mis viejos no, lo que mis maestros no. Y si estamos frente a Facebook (la que usan los adultos) que sólo nos muestra aquello que nos gusta, el apoyo será pleno. Y si estamos frente a Twitter donde la gente no mide nada de lo que dice y donde no existe la censura probablemente no soportemos el mundo el mundo en el que vivimos.
Lo que nadie les está contando a esos chicos es la diferencia entre virtual y real ¿Cuántos de todos esos que te pusieron “me gusta” te van a acompañar a hacer la denuncia? ¿Cuántos realmente te comprenden o simplemente levantan un cartel porque es lo políticamente correcto? Yo conocí a mi novio a través de las redes y a un montón de gente fenomenal que me ayudó en un montón de cosas, pero antes también me llevé un millón de chascos y aprendí que de antemano tengo que desconfiar, como se desconfía de cualquier desconocido.
Y este problema no ataña solamente a los adolescentes, centenares de adultos comparten y compartieron sus historias de abusos en redes esperando ser escuchados y esto lo único que denota es el espacio vacío que hemos dejado y que las redes vinieron a ocupar.
Padres que no quieren que a sus hijos los eduquen sexualmente los colegios dejan el espacio vacío para que esa duda se la explique un pervertido en redes. Padres y docentes que no les interesan las redes que usan los chicos están dejando el espacio vacío para que cualquiera lo convenza de que fueron abusados o de que es mejor escrachar o de que es mejor suicidarse. Organismos que no están preparados para recibir y contener a una persona que cree que le sucedió algo está dejando el lugar vacío para que recurran a los lugares que si saben contener, escuchar y explicar si fueron o no víctimas. Funcionarios encargados de las delegaciones de género que despotrican en redes porque este movimiento es una exageración o porque muchos inventan o que ponen el ojo sólo en el caso que fue inventado, le abren la puerta a que las víctimas para no realicen denuncias formales sino mediáticas.
Cada vez que anteponemos nuestro prejuicio para emitir un juicio con alguien que siente que es una víctima en el mejor de los casos les dejamos más motivos para que vayan a esos espacios donde nadie los juzga y todos lo creen y cualquier cosa puede pasar porque Facebook te escucha. En el peor, logramos que callen delitos por años o por toda la vida y después sin sentir un gramo de culpabilidad nos preguntaremos casi como sorprendidos ¿Por qué no hablaron antes?   

Publicado por Juani Martignone
Todo el contenido, como las responsabilidades derivadas es propiedad de quien firma.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El alrededor florece; mi cuerpo perece

Ayer un viaje, hoy una marcha, mañana una elección

La devaluación democrática