Solo las mujeres explican cosas
La definición que más me gusta de
feminismo la leí en un trabajo de Diana Maffia. Describe que alguien feminista
es alguien que aúna tres principios: uno descriptivo (sabe que vivimos en un
mundo donde las mujeres están peor que los varones) uno perceptivo (considera
que esa desigualdad entre varones y mujeres es injusta) y uno práctico (ejerce
acciones para terminar con esa desigualdad). No habla de derechas, izquierdas,
clase social o género. Cualquiera que reúna estos tres principios puede
considerarse un/a feminista.
Sin embargo un texto publicado en
la sección de lifestyle del dierio La Nación provocó el enojo de varias
líderes feministas sacando a relucir el lado más Mengolini del movimiento: el
lado separatista, el feminómetro.
Nicolás Artusi es un bon
vivant que va por la vida promocionando consumos y culturas cool
en medios de ese tenor como Planeta Urbano, Radio Metro, La
Nación y Le Monde. Sus últimas irrupciones en la movida porteña son,
entre otras, un manual para apreciar el buen café, de hecho en su cuenta de
Twitter se llama @sommelierdecafe.
El feminismo, por más que a
muchos les duela, es parte de esta movida cool. Pensemos que nadie consideraría
una “postura canchera” a alguien que quiere madres de 11 de años y mujeres
planchando en una casa para su marido. Y aunque el feminismo en realidad es
algo mucho más profundo y paradigmático que una moda pasajera, muchos lo
agarran para eso y Nicolás Artusi no podía dejarlo pasar. Fue así que dedicó
uno de sus artículos dominicales a escribir sobre el mansplaning.
Para ser fiel al artículo, si uno
ingresa y lo lee completo (cosa que no lleva más de cinco minutos) en realidad
está realizando una reseña del célebre libro “Los hombres me explican cosas” de
la formidable escritora Rebecca Solnit del cual salió este término que hoy
conocemos como mansplaning y que hace referencia a aquellos varones que le
explican cosas a mujeres como si fueran tontas, infantiles incluso cosas que
ellas deberían saber mejor que un varón (ejemplo: explicar cómo menstrua una
mujer). Luego recomienda una serie de ensayos de la autora, todos enfocados a
la temática feminista que es de lo básicamente escribe Solnit.
Quienes estamos acostumbrados a
leer reseñas de promoción de consumos culturales no vimos aquello que vieron
algunas feministas incluida la mismísima Diana Maffía: “un hombre me explica a
mí mujer lo que es el mansplaning, o sea, me está mansplaneando”.
Algunas otras grandes activistas
del movimiento feminista como Hinde Pomerianiec o María O´donnel, ambas
periodistas, no se alarmaron porque comprendieron que no se trataba más que de
la reseña de un libro y del intento de promoción de lectura de una autora
específica que escribe sobre temas que justamente hoy están de moda.
Pero supongamos que poco
conocemos de reseñas literarias y entendemos que este chico ex VJ
de MTV
escribió este artículo en un diario para explicarles a la mujeres para qué lado
va el feminismo ¿cuál sería el problema?
El problema es que para los
grupos feministas separatistas los varones no pueden hablar de feminismo, es
necesaria la portación de vagina para hablar de esos temas, tanto es así que
algunos grupos un tanto más extremistas tampoco dejan acercar a las mujeres
trans a emitir comentario sobre los males del patriarcado.
¿Acaso los varones no sufrimos también
al patriarcado? ¿Acaso no está bueno que los varones empecemos a hablar de mansplaning
porque somos justamente nosotros quienes debemos erradicarlo? ¿Sólo puede
plantearse el feminismo desde el lugar de mujer víctima? ¿Acaso no podría
plantearse también desde varón que genera un daño hacia las mujeres y debe
remediar como plantea el feminismo Rita Segato? Y si nos vamos a la definición
Maffía de ser feminista ¿No podrían existir varones que describen a esta sociedad
como desigual entre varones y mujeres y que perciben que eso es injusto y llevan
a la práctica tácticas para cambiarlo? ¿Podrían ser esas tácticas escribir en
uno de los diarios de más llegada artículos de concientización de este problema
que describe y percibe injusto? ¿Podrían existir varones feministas? ¿Podemos
pensar a Artusi como un feminista que hace sus aportes desde un diario de
editorial conservadora?
Creer que el feminismo es sólo
una lucha de mujeres es empobrecer por completo la lucha, es reducirla a un
género, o a un sexo, o peor aún, a una genitalidad, cuando en realidad lo que
se pretende es derribar todo un sistema que somete tanto a mujeres como a
varones. Cuando en la asamblea de mujeres celebrada este año en el teatro
Cervantes, María O´donnel le consultó a Rita Segato por qué los varones
deberían ser feministas, ella respondió “porque van a ser mucho más felices,
mucho más libres”.
Complejizar las discusiones hace
que el movimiento no sea una mera agrupación talibán repleta de fanáticos que
sólo ven de manera binaria la vida, o una cosa o la otra ¿Qué hubiera pasado si
una mujer que no se siente feminista porque se espanta con las marchas cae en
el artículo de Artusi y empieza a pensar que el feminismo no era tan malo como
consideraba? ¿No sería el efecto buscado? ¿O debemos cancelarlo porque es un
varón explicando cosas y “cállate varón”? ¿Es eso mansplaning? Tamara
Tenembaum lo explica mejor en 140 caracteres.
Si a los movimientos los vamos a
formar sólo desde las víctimas serán movimientos pobres, sencillos y se
volverían insoportables, llegaríamos al punto de pedirle a un blanco que ni se
atreva a cuestionar el Apartheid, a alguien que nunca le
faltó un plato de comida que no discuta la pobreza o alguien que nació en
democracia no recuerde los horrores de dictadura.
El punto de vista de una víctima
siempre es interesante, por ejemplo fue fundamental el testimonio de un judío
como Primo Levi para comprender el holocausto. Pero también fueron reveladoras
todas las reflexiones de Jean Paul Sartre sobre el tema para comprender el
antisemitismo y resulta que él era goi (no judío). Y este fue el
ejemplo que utilizó el filósofo Diego Tajer para explicar el escandalete Artusi
versus feminismo.
El drama de las redes, el tiempo
real y la vida moderna acelerada hace tengamos que estar constantemente
estableciendo posiciones de un lado u otro de la cancha para beneplácito de
Ernesto Laclau, pero pasan dos cosas, como dice Pola Oloixarac se torna
insoportable tener definirte hasta en la nimiedad más pequeña e inocua y por
otro lado tendemos a escoger un lado y defenderlo a ultranza sin tomarnos el
tiempo necesario para pensarlo y masticarlo como realmente se debe, de
complejizarlo.
Comprendo que en tiempos donde
reina la polarización complejizar sea un trabajo de pocos pero se torna
necesario si queremos un movimiento rico, diverso y complejo para no caer en un
nuevo fanatismo.
Publicado por Juani Martignone
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