¿No reconoces al populismo cuando lo ves?


Después de 9 años y 8 intensas temporadas los seguidores de la primera hora y los que se sumaron a la ola a último momento tuvimos nuestro tan esperado final. Aunque muchos pidieron que se reescriba, a otros les pareció mal contado y otros creen que apuraron lo inevitable, yo coincido con el maestro de las letras del terror ahora devenido en twistar, Stephen King, que aseguró que sea cual sea el final el público siempre estará desconforme porque en realidad no que no gusta es que termine, lo cual es otro mérito que se lleva la serie.
Lo más importante que nos dejó el final de Game of thrones fue el cierre perfecto de una parábola que describe la realidad de una manera tan espeluznante que en algún momento nos puso en jaque a todos los seguidores respecto de nuestras ideologías, sobre todo políticas. Incluso es tan poderosa que siendo una historia que se cuenta en un marco de fantasía es imposible no ver el mensaje político que subyace detrás de dragones y zombies.
Seguramente en estos 9 años habrá habido muchos fanáticos que sólo esperaban ver las escenas ultra sanguinarias y las épicas batallas donde todo vale y todo puede suceder, pero Game of thrones siempre fue lo que su nombre indica: un juego de tronos, un juegos por llegar al trono porque el trono es el poder y esto no fue más que una lucha por quedarse con el poder.
Y acá pongo el aviso de spoiler alert porque diré que la serie no mostró una lucha por el poder siguiendo una línea limpia, más bien mostró los claroscuros que se presentan en las personas cuando si hablamos de obtener el poder se trata. Nos mostraron que la honestidad no siempre te lleva buenos lugares, que las alianzas que se hacen para lograr un objetivo específico son las que más fácil se rompen, que el inescrupuloso corre con cierta ventaja, que algunos sólo ven la coyuntura mientras que otros tienen grandes planes a largo plazo y que todos en algún momento nos vemos tentados por la traición, la ambición, la ira o la soberbia.
Pero si pudiera esbozar otra teoría por la cual el público se vio tan ofuscado con el final, además de la ya brillante esbozada por el señor King, diría que después de 7 temporadas mostrándonos la suciedad del mundo del poder se guardaron para el final el mensaje que querían dar y que venía sobrevolando muy tímidamente (¿?) todos estos años y que es justamente el contrario: que a pesar de todo lo malo que podamos ser, a veces nuestro único motor es el amor; que el diálogo y los consensos siempre son más productivos que la imposición, por más que nuestra idea sea la mejor del mundo; que el deseo te puede llevar al otro lado del mar o a tener grandes ejércitos, pero se puede transformar en obsesión y que la obsesión nos puede llevar a la muerte; que el por más que tengamos las estrategias más sofisticadas, el poder no es una conquista, es una construcción.
Entiendo la decepción de las grandes masas a las que alimentaron durante años con el barro del poder y política y luego les dieron amor como la única salida posible, sintieron que algo estaba invertido, se sorprendieron.
Pero lo que más sorpresa generó a la mayoría fue la actitud en el penúltimo capítulo de uno de los pocos personajes protagonistas que perduran de la primera temporada y muchos la consideran del “bando de los buenos”: Daenerys Targaryen, la madre de los dragones. Y a mí me sorprendió que todos se hayan sorprendido.
Como tantos otros personajes Daenerys tiene como objetivo conquistar el trono de hierro, ese trono que es el más poderoso de todos los tronos, el que gobierna todo. Su excusa para hacerlo es un tanto monárquica, alude a ser la única que tiene la sangre de quien fue en algún momento rey y aunque nunca vivió en esas tierras, no conoce la gente a quien pretende gobernar la sangre es la sangre y el trono “le corresponde”. Podemos tomarlo considerando el escenario medieval en el que está implantado y teniendo en cuenta que quien hoy gobierna a pesar de ser del lugar poco le interesa para quien gobierna. Ahora cuando queremos extrapolarlo a situaciones políticas actuales, el reclamo de la madre de dragones tiene el tufillo a aquellos que consideran legítimo reemplazar a un gobernante muerto bajo la excusa de ser sus herederos.
Pero el punto que impactó al público fue cuando esta mujer de cabellos plateados en su afán de llegar al trono de hierro que “le corresponde” por herencia y que una “tirana” le usurpa, no le tembló el pulso para masacrar por completo a una ciudad repleta de pobres e inocentes arriba de su dragón que escupía fuego quemando todo ser vivo que se le cruce.
¿Qué le pasó? ¿Los escritores tenían que terminarla y se inventaron un giro alocado con este personaje? ¿Por qué la más buena de todos se transformó en la más mala? ¿Por qué la defensora de los pobres e inocentes se la agarró con pobres e inocentes? Y la serie nos dio una respuesta: por el trono, por el poder, porque tener todo el poder absoluto puede más que cualquier idea filantrópica.
Y entonces yo me pregunto ¿qué es lo que sorprende? ¿Qué es eso que no vieron de esta supuesta abanderada de los humildes? ¿En serio compraron esa idea que le importa más la gente que sentarse en el trono? Si lo pensaron y si aún lo piensan me da la pauta de por qué todavía creen que ciertos personajes de la realidad que lo único que quieren es que los voten para estar uno, dos, tres o mil períodos gobernando, lo hacen puramente porque les interesa la gente y no porque les interesa tener el poder absoluto.



El populismo es la técnica más efectiva para perpetuarse en el poder y esa la parábola más fuerte que nos dejó como conclusión Game of thrones. Políticos que convencen al pueblo de que están ahí sólo por el pueblo cuando en realidad usan al pueblo como vehículo para llegar al poder y mantenerse lo más que se pueda, eso hizo Daenerys Targaryen y los hizo con todos los elementos del populismo clásico desde la primera transmisión en el 2011 y tan bien estuvo contado que como buen populismo muchos caímos en el encanto de esta reina de los desprotegidos, empatizamos con ese personaje que veíamos en la pantalla, festejábamos con sus victorias y nos preocupaban sus fracasos. Pero como en todos los populismos siempre hay un punto que empieza a hacer ruido, o quizás una acumulación de ruidos que antes quisimos dejar pasar por prevalecer la idea principal pero que un día se empiezan a plantear y ahí se corre el velo, ahí te das cuenta de lo que sucedía en realidad. Pero puede también que nunca te des cuenta y te enteras cuando ya es tarde, cuando toda la ciudad arde con inocentes adentro y te invade la sorpresa.
Un buen populista no puede solo por eso necesita del pueblo para que logre su cometido y para eso es fundamental la construcción fuerte de los enemigos acérrimos, entonces cualquiera que le haga algún daño, incluso el más mínimo pasa  a ser enemigo y con el enemigo no hay piedad, debe desaparecer, morir y morir de la manera más cruel para que todo el pueblo vea quien merece el poder, qué le sucede a los enemigos. Mantener la idea de que cualquiera puede traicionar en cualquier momento y castigar cruelmente al traidor es un acto de amedrentamiento al pueblo para siempre tenerlo de tu lado, un acto populista. Por eso la joven Daenerys se las ingenió para quemar vivo con oro caliente a su propio hermano que la acosaba y que era el único que podía interferir en su trono. Suficiente para que todos los dotrakys sepan qué le sucede cuando la enfrentan.
El populista por lo general asciende cuando hace algo inusual, algo fuera de lo común, algo que ningún otro puede hacer y emerge porque tiene la habilidad de presentar eso como un hecho mesiánico, se presentan como el nuevo Mesías y entonces los pueblos más proclives a la superstición se ponen bajo sus órdenes. Así tenemos a Jesús que fundó la empresa más exitosa de la historia, la iglesia católica, al revivir gente y multiplicar peces y a Daenerys que revivió dragones y se armó de su primer séquito de fieles inclaudicables.
Es calve para el populismo definir pueblo, no todos son “el pueblo”. Un buen populista deberá dirigirse al pueblo que nada tiene por perder y todo por ganar y darle a ese pueblo algo que siempre haya considerado que no le correspondía porque de esa manera e asegura la fidelidad extrema y el fanatismo sin medidas.
Para ponerlo en ejemplo conceptual, puedo tener un sector del pueblo que recibe algo de algún gobernante, una miseria pero algo. Si el populista se enfoca en ellos dándole más de lo que se les da, puede ganarlos pero es una ganancia relativa porque en el primer momento en el que ese populista cruce un límite moral ese sector puede analizar no cruzarlo y volver al viejo gobernante que daba poco pero se ajustaba a su moral. En cambio sí un populista se enfoca en darle algo a un sector del pueblo que nunca tuvo nada e incluso darle aquello que se cree que no corresponde por haber nacido en el sector que nació, ese “pueblo” no te abandona nunca bajo ninguna circunstancia aun habiendo cruzado todos los límites morales. Y no te abandona por una simple razón porque no pueden volver al gobernante anterior porque ese anterior no les daba nada ni siquiera los consideraba, entonces mejor que nada es alguien que a pesar de ser inescrupuloso te tira un hueso.
Para ponerlo en un ejemplo práctico, Daenerys no podía presentarse en los Westeros simplemente ofreciendo una propuesta superadora a lo que le ofrecían los que ya gobernaban allí porque no iba a ser muy sencillo conquistarlos. De hecho los norteños nunca ven con buenos ojos las técnicas utilizadas por la madre de los dragones y prefieren en todo momento legitimar a su reina conocida, Sansa. En cambio, Dany, apuntó a otro pueblo, al que nada tenía por perder, apuntó a los esclavos de Meereen y les dio aquello que ellos nunca creyeron que les correspondía: les dio libertad. Para un inmaculado o un esclavo Daenerys es mejor opción incluso les pide que abandonen sus tierras por ella, que armen ejércitos por ella, que crucen los mares por ella, que maten inocentes por ella. Cumplir lo que ella pide aun siendo una locura es mucho mejor que ser un esclavo.
La definición de “pueblo” no es menor y responde a conceptos hoy llamados neomarxistas que hasta el mismísimo Slavoj Zizek se atrevió a cuestionar de la serie. Criticó como el final castiga a la única que le dio algo al pueblo, porque claro tanto para el comunismo como para Daenerys “pueblo” son sólo los que nada tenían, los suyos, ninguno advirtió que los habitantes inocentes de la ciudad que prendieron fuego íntegramente también responden a un sector del pueblo.
La dádiva es el elemento de control perverso por excelencia de un populista, otorgar algún bien a alguien genera una deuda tácita entre el gobernante y el pueblo donde es el pueblo el que siempre le está en deuda al gobernante que le dio aquel bien y esto explica mejor el punto anterior. Y digo que esta deuda es tácita y es perversa porque no obliga directamente a devolver “el favor” otorgado, juega con la moral del beneficiario, cómo no va a devolver a quien le dio tanto.
Deuda tácita es la que tenían los inmaculados con Daenerys, ella les dio la libertad que nadie quiso darles, había que resarcir de alguna forma ese acto, por eso si ella pide que emigren, mueran o maten ellos no cuestionan, van y lo hacen, es una manera de pagar su enorme deuda.
La imposición de una idea y una moral es un básico en los populistas, abrir diálogos o debates debilita la figura de líder que todo lo puede y al que se debe seguir. Las cosas son de alguna forma y si no gustan son enemigo y el castigo bien cruel te infundirá el terror suficiente para te convenzas. Así fue que Daenerys nos dijo que la esclavitud estaba mal y crucificó y expuso en la plaza principal a todo aquel que tuviera ideas de mantenerla.
El discurso es fundamental en el buen populista para apasionar a los pueblos y armar séquitos de fanáticos obstinados. Beatriz Sarlo podría explicarlo mejor pero un buen discurso populista tendrá que tener los siguientes elementos: Ponerse en lugar de uno más del pueblo aunque no lo seas y haciendo los recortes suficientes para que esa historia sea creíble (Daenerys hace hincapié es ser una excluida del sistema pero no menciona que es de alta cuna); La victimización, recordarle a tu pueblo cuánto sufriste por llegar a donde estas (todo su derrotero por conquistar al Kalheesar); La cuestión mesiánica, recordar siempre ese logro excepcional y mostrarse como el único que lo puede hacer (revivió dragones, algo nadie puede hacer); Aclarar los esfuerzos que se hacen por el pueblo para explicar cuanto necesita que lo acompañen (me enfrenté a los poderosos esclavistas por ustedes, reviví dragones por ustedes, hoy necesito un ejército para conquistar el trono que me corresponde); Exacerbar la figura del enemigo (Acusa a Cersei de tirana cuando Cersei ocupa el trono gracias a la herencia, el mismo valor que legitima a Dany en el trono)
Con todos estos elementos me resulta a veces incomprensible que alguien crea que Daenerys cambió de personalidad, siempre estuvo ahí agazapada pero tan carismática que para algunos fue imposible verla.
Durante todos estos años la serie nos fue llevando por un recorrido con el algunos nos encontramos también fuera de la pantalla  y quizás lo que menos le gustó al público es darse cuenta que embelesados con el carisma de los populistas algún día podríamos llegar a ver inocentes ardiendo “por la causa”.
Por eso puede que no hayamos escuchado todos esos pequeños ruidos que nos vinieron advirtiendo durante todos estos años pero algún momento nos va aturdir tanto como ver a una ciudad arder. El problema es que, como dice una gran escritora argentina, “A veces no hay tiempo para confirmar el desastre”

Publicado por Juani Martignone
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