Cerca, Gilead siempre estuvo cerca
La novela hoy tan venerada The
Handmaid´s tale escrita por la canadiense Margaret Atwood transcurre en
una sociedad hipotética y distópica: Gilead. Gilead es una nación gobernada
por una teocracia (gobierno a cargo una religión dominante) en la que reina el
autoritarismo y donde los derechos sociales y libertades individuales se fueron
restringiendo al punto de anular la libertad de prensa y dividir en castas a
las mujeres entre aquellas que son ricas, aquellas que se pueden reproducir y
aquellas que solo pueden hacer las cosas del hogar. Toda la sociedad regresó a
antiguos valores en los que la mujer tiene la posición de accesorio de un
varón, la construcción de la familia tradicional es el objetivo a llegar, la
homosexualidad es mal vista y el pudor y el extremo recato son la habitualidad.
Incluso ese retroceso puede verse en la vestimenta que utilizan los habitantes
y elementos como la abolición de las nuevas tecnologías, las grandes marcas y
la vuelta a “lo natural”.
Gilead es una hipérbole, un
extremo que sirve como metáfora de donde se puede llegar si se avanzan con
ciertas ideas que aún están latentes en la sociedad. Era una hipérbole, un
extremo que servía como metáfora hasta que un día Trump llegó a la Casa
Blanca o lo que quizás sea la versión más acabada de Gilead: Bolsonaro
ejerciendo la presidencia de Brasil. Jair Bolsonaro ligado explícitamente con
pastores evangelistas se ha expresado en contra de la homosexualidad, los
derechos trans y por supuesto los derechos de las mujeres, siempre bajo la
misma excusa que tiene todas las teocracias: en pos de la familia. Claro que se
refiere a la familia tradicional de papá, mamá y los hijos heterosexuales que
Dios provea.
Pero puede que Brasil no nos
parezca tan cerca y creer que nosotros no caeríamos nunca en semejantes
tiranías por ese sentido nacionalista que nos hace sabernos lo mejor del mundo.
Entonces invito a que pensemos juntos qué sucede por nuestro país.
Fito decía que Rosario siempre
estuvo cerca, entonces veamos qué sucedió en la provincia de Santa Fe en las
últimas elecciones. El frente Unite por la familia y la Vida logró
seis bancas en la cámara de diputados de la provincia de Santa Fe. Entre los
que se encuentran la periodista Amalia Granata que los más viejos la conocemos
por sus escándalos mediáticos pero los más jóvenes quizás se percataron de su
existencia por su férrea postura en contra del aborto e instando que una mujera
que sea madre en cualquier circunstancia incluso si se trata de una niña
violada. La secunda el pastor evangelista Walter Ghione y el abogado del Opus
Dei Nicolás Mayoraz ¿En serio creen que estamos lejos de ser Gilead?
Si nos vamos un poco más lejos y
llegamos a la provincia de Formosa, la provincia con el índice de analfabetismo
más alto del país y con el puesto número 1 en retraso de infraestructura, como
agua corriente y sistema cloacal, eligió casi por unanimidad como su gobernador
y por séptima vez al candidato del frente Todos Gildo Insfran transformándose
así en el político que más tiempo estuvo en el poder ejecutivo: si termina su
último mandato en 2023 habrá estado sentado en el sillón de gobernador por 28
años. Como en Gilead se cae en la trampa de que fueron electos ¿electos entre
quienes? ¿Los que pueden leer y escribir o los que su trabajo depende del
Estado en una provincia donde el 50% del electorado es empleado público? ¿Qué
alternativa puede ser viable en una población que no conoce a otra persona en
esa posición? Y suponiendo que Insfran es la mejor opción entre los formoseños
por su eficacia ¿Es normal permitir que gobierne por casi 3 décadas? ¿Estamos
hablando de democracias o de tiranías? ¿En serio creen que estamos lejos de ser
Gilead?
Tucumán es una provincia que
últimamente estuvo en las portadas de todas las noticias por obligar, por parte
del Estado, a parir a niñas violadas. Y en la últimas elecciones nos dimos
cuenta que una opción en pos de los derechos de las mujeres en esa provincia es
inviable. El peronista kischnerista Juan Manzur (reelecto gobernador) es un
férreo militante “provida” a pesar de ser médico y haber sido ministro de salud
de la nación durante el gobierno de Cristina Fernández. El otro peronista que
supo ser kirchnerista también, José Alperovich, expresó varias veces su postura
en contra del aborto y se lo vio en vivo en la TV menoscabando el lugar una
periodista por el simple hecho de ser mujer. La radical de la primera hora
Silvia Elías de Pérez fue el estandarte inamovible en el senado de la nación
opuesto a leyes como la del matrimonio igualitario o como la del aborto legal.
El descendiente de militares y ultraderechista Ricardo Bussi ha presentado una
plataforma electoral en la que los derechos sociales comienzan a cercenarse
para volver a “los buenos viejos valores” ¿En serio creen que estamos lejos de
ser Gilead?
Ya en la provincia de Buenos
Aires en el distrito más grande y populoso podemos ver como la flamante
candidata a vicegobernadora por Todos, Verónica Magario, sintió la necesidad de
crear una secretaría de culto para darle más intervención a la iglesia católica
en cuestiones sociales, casi, casi como en el siglo XV ¿En serio creen que
estamos lejos de ser Gilead?
Es cierto que hablando de
provincias en particular corremos el riesgo de estar hablando de nichos por eso
es justo ver las campañas a nivel nacional. La que irrumpió primero
descolocando a todos los demás y obligando a rearmar todo el tablero fue la del
frente que incluye a la ex presidenta y que fue inscripta con el nombre de Todos.
Claro está, como siempre ocurre con el personaje de Cristina Fernández es que
cada quien forzó la realidad hacía la idea que tienen preconcebida de ella. Las
feministas que antes de ser feministas son kirchneristas leyeron que Todos
era super inclusivo por un gif en el que escribe “Todas”, “Todes”, “Todxs”,
“Tod@s”, “Tod=s”, sin embargo dejaron pasar como quien no ve un elefante en un
monoambiente que el nombre se registró como “Todos” el masculino que en la
lengua castellana se usa para las generalizaciones pero que un sector del
feminismo le tiene aversión. De hecho la versión final es un sol que por su
redondez no se asocia a una “e” o una “a”. Si se asocia a una “o”. Pero su
descuido fue tal que tampoco vieron que mientras la vocal cambia de “a” a “o” a
“e” a “@” y demás, en un momento cambia a un corazón celeste, que nunca muta a
verde, es celeste como el emblema que Amalia Granata y todos los “provida”
anteponen a usernames en redes sociales para identificarse en contra del aborto
legal. El corazón celeste es la identificación de los antiderechos. Quizás esto
venga a dar más luz sobre el expreso apoyo del Papa Francisco, el paladín a
favor de los fetos y los cuerpos ajenos (especialmente de niños y mujeres), y a
algunas declaraciones de los integrantes del frente que pasaron como si no
tuvieran importancia. El candidato a presidente Alberto Fernández consideró que
“no hay necesidad de avanzar tan rápidamente en la legalización del aborto”
como si no fuera una tragedia de salud pública. Y la candidata a vicepresidenta
Cristina Fernández después de votar a favor del aborto parece que lo pensó
mejor y cuando unos días después fue a la conferencia de CLACSO consideró en “armar
un espacio con pañuelos verdes y con celestes también”. Unos meses más y en el
logo quedó solo el celeste ¿En serio creen que estamos lejos de ser Gilead?
Otros que desarmaron el armado
tradicional electoral a nivel nacional fueron los que pertenecen al oficialismo
introduciendo a un peronista dentro de sus filas. Un peronista que unos días
antes de conocerse su candidatura como vicepresidente del frente ahora llamado Juntos
por el cambio había presentado un proyecto de ley para hacer un
salvataje económico y social del país en el cual incluía como actor principal a
la iglesia católica. Sí, la iglesia católica según Miguel Ángel Pichetto, puede
y debe opinar sobre la economía de un país. Ahí a pasitos de la teocracia. Aun
así el sector autoproclamado republicano del frente oficialista no está muy
lejos de esta nueva adquisición, es conocidísima la relación que tienen Elisa
Carrió y Gabriela Michetti con la iglesia católica. Lugar al que por ejemplo
acudió la actual vicepresidenta para analizar cómo le harían frente a una ley
que proponía legalizar el aborto en la Argentina ¿En serio creen que estamos
lejos de ser Gilead?
Con esta clase política ¿ahora
quién podrá ayudarnos? La respuesta normal sería la sociedad, los ciudadanos y
los miembros influyentes del pueblo que pueden movilizar masas y plantear
cambios pero prestemos atención al humorista Dady Brieva que en un programa de
TV dice sin ponerse colorado que habría que hacer una CONADEP del
periodismo para enjuiciar a todos aquellos que se atrevieron a hablar
mal de Cristina. Con esa lógica hoy oficialistas podrían exigir una CONADEP
de humoristas para enjuiciar a aquellos que pusieron en ridículo al
presidente de la nación. Parece que la libertad de expresión no es un derecho
muy valorado en la sociedad ¿En serio creen que estamos lejos de ser Gilead?
Hace más tiempo que vivo a 15
minutos del obelisco que en el lugar en donde nací. Si sólo viera lo que sucede
en el obelisco y alrededores estaría teniendo un recorte de la realidad tan
sesgado que no indica la realidad del país. El país no es como Colegio
Carlos Pellegrini a la vuelta de mi casa donde todos y cada uno de los
entra tiene un pañuelo verde en su mochila, tampoco es como los que Nacional
Buenos Aires que entran con un buzo que dice “egresades”. En las calles
de cualquier pueblucho en lo largo y ancho de nuestro país no se juntas las
chicas como en Callao y Rivadavia a gritar “Abajo el patriarcado, se va a caer,
se va a caer”.
Si miramos más allá de la General
Paz el país está buscando parecerse cada vez más a Gilead y los políticos
actúan en función de eso. Pues entonces el reclamo de un país acorde a los derechos
sociales que necesitamos y las libertades que pretendemos gozar es la música
que tenemos que tocar para que nuestros dirigentes bailen en ese son. Sino
seremos nosotros los que vamos a bailar al son de la música que los dirigentes
tocan, y ellos van camino a Gilead.
Publicado por Juani Martignone
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