El patriarcado no se sostiene sin sumisas
Alberto Fernández aun no presidía el país, pero ya era el presidente electo de los argentinos. En la facultad de Derecho de UBA la escritora feminista, Ana Correa, presentaba el libro “Somos Belén” que narra la historia real de una chica tucumana que estuvo 3 años presa por sufrir un aborto espontáneo dentro de un hospital (para poner en claro: una chica va a un hospital, experimenta un aborto espontáneo allí dentro, sin buscarlo ni quererlo, y las autoridades sanitarias la denuncian por matar a su “bebé”; entonces la chica va presa). En medio de la presentación y algarabía que quedaba de resaca de aquel intento de legalización en el 2018, irrumpe entre una marea de pañuelos verdes el flamante presidente electo. El mensaje parecía claro. El gesto era elocuente. Las esperanzas para un 2020 con aborto legal se renovaban con el cambio de gobierno. El puñado de feministas que participaba, de intensa militancia en cuanto intersticio de comunicación tenían, abrazaron al presidente. Un abrazo