Proscripción autopercibida
En la época que yo atravesaba el colegio primario, pero durante el secundario también, la historia era la única ciencia social que no podía ser discutida: lo que sucedió, sucedió. Luego vinieron otras corrientes y a esas maestras que discutían la historia como un objeto monolítico, como una sucesión de hechos que no pueden modificarse, les empezó a soplar en el oído la canción de Lito Nebbia que decía que “si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia”, entonces, tal como sucedió con los medios de comunicación, los hechos sucedidos en el pasado, pasaron a ser una mera interpretación del interlocutor y cada quien puede elegir al interlocutor con el que más se siente cómodo, de la misma forma que con los medios. Por lo tanto, no existe una realidad, sino alguien que te cuenta la realidad que ve, del mismo modo que no existe una historia que nos trajo hasta acá sino alguien que cuenta cómo él (o ella, por supuesto) cree que llegamos hasta acá. O sea, nad