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Mostrando entradas de mayo, 2022

Quien dijo que todo está perdido

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Los números venían empeorando desde el año 2000. Sólo cursaban el colegio secundario el 50% de los chicos que estaban en edad de hacerlo. La mitad se graduaba, la otra quedaba en el camino, y aquellos que se graduaban lo hacían con severas dificultades para leer un texto de complejidad media. En los 20 años que van del 2000 al 2020 sólo empeoró. No hubo netbooks ni presupuesto, ni la obligatoriedad del colegio secundario, que hiciera que al menos la curva descendiente tuviera algún pico de mejora. Nada. Siempre peor. La pandemia trajo consigo una devoción del oficialismo por cerrar escuelas, cerraron primero por miedo, por desconocimiento y después con millones de pruebas, experiencias en el exterior y libros de especialistas editados en papel que confirmaban lo innecesario de mantenerlas cerradas, decidieron mantenerlas cerradas igual. Hoy escuchamos a Nicolás Trotta (quien fuera el ministro de educación nacional durante la pandemia) jugar al juego del gran bonete con el presidente

Te había avisado

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Hace 217 textos atrás, en el primer texto que dio inicio a este espacio, titulé “Yo te avisé”. Para quienes no quieran volver capítulos anteriores, porque entiendo que en la cultura actual ya es engorroso leer un promedio de 1500 palabras de corrido en un mismo texto, aquel primer escrito fue con motivo de la detención de Amado Boudou y de la reacción del incipiente macrismo que la jugaba de moderado y de repente, con ese hecho, mostró su sed angurrienta de venganza. Escribí que la cuestión vengativa, el hacer parir al adversario, eran características del kirchnerismo, que hoy es ese cotolengo que llaman “kirchnerismo duro” para diferenciarse, pero que en ese momento todo era kirchnerismo; por lo tanto, concluí (además de sintetizarlo para que no tengan que volver a leer, voy a dar la conclusión para que no tengan que pensarla) que aquellos que decían diferenciarse del kirchnerismo, decir que eran el cambio, algo distinto, eran exactamente lo mismo, solo que de forma especular. Una fue

Juventud de 40 años

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Un periodista de espectáculos de un programa radial decía que no entendía el último disco de Rosalía, que no entendía qué quería decir con “motomami” o “saoko”. Todos los presentes en el programa asintieron, acordaron que eran un cúmulo de pavadas. El programa se da una de las llamadas “radios jóvenes”, no se trata de Magdalena tempranísimo en radio continental sino lo que se supone que es la radio faro de la juventud. Esos periodistas, animadores, tienen en promedio 40 años, van de los +30 a los 50, y se supone que son los que mejor reflejan lo que “siente la juventud”, o sea, lo que sienten personas menores de 30 años. El error en la matrix aparece cuando estos personajes que tienen el monopolio del micrófono de la juventud no entienden las cosas que hace la juventud, como cantar motomami o votar a Milei. Entre los que se arrogan el derecho a llevar la voz de los jóvenes y los verdaderos jóvenes hay un gap de aproximadamente 10 años, podría decirse que casi no los separa la divisi