Bubble dreams
Un ex conductor que fue
disruptivo en los 90 habla con un gran entrevistador actual en un programa de
TV de cable “Hay juego que se llama Dota 2. El Dota 2 lo juegan
alrededor de 120 millones de personas en el mundo. El Dota 2 va a tener ahora
su final, The International, que el que gane va a ganar más plata que si
Federer ganara todos los Grand Slam de este año, el equipo
que gane se va a llevar 12 millones de dólares. El streaming para ver Dota
2 lo van a ver como tanta gente ve el Super Bowl. Ahora ¿Vos
sabes lo que es el Dota 2?”. Yo tampoco sabía lo que era cuando escuché la
entrevista, pero como el dato me había impactado intenté comprobarlo. Por los
circuitos en los que me muevo conozco a muchos gamers de todas las
edades que al preguntarles por Dota 2, asumieron conocerlo como una
gran obviedad. ¿Por qué tanto el entrevistador como yo no conocíamos un juego
tan obvio como Dota 2? Porque vivimos en burbujas.
Dota 2 fue el juego más popular del 2017 |
Existe una creencia popular que
nos dice que el “estar informado” es saber de todos los temas habidos y por
haber y la realidad es que aunque uno se lea los 3 diarios más importantes del
país podrá tener un arco amplio pero no va a estar informado de absolutamente
todos los temas. Seguramente no se mencione cuándo es la final de Dota
2, ni se escriban artículos sobre las ansias de los fanáticos en la
espera de la próxima entrega del manga Fullmetal alchemist, ni dé cuenta
del debate que se armó entre los simmer sobre si la última
actualización de los Sims “Quiero ser mamá” fue un claro
guiño provida en plena discusión por aborto. Y así un montón de
noticias más, de eventos importantes que desconozco, simplemente porque no
estoy dentro de esas burbujas.
¿Esto significa que quienes no
comparten los interés mainstream que se publican los
diarios no tiene forma de enterarse de las noticias que le importan? No. Un gamer
sabe muy bien qué medios leer para enterarse sobre sus juegos favoritos, y un otaku
también donde buscar cuando necesita saber cuándo y dónde se publica el último
número del manga que sigue. Porque cada burbuja tiene sus propios medios, sus
lógicas, sus métricas, su lenguaje, su modo de relacionarse, su sentido de
pertenencia. Y es por eso que la gente elige resguardarse dentro de ellas, sin
que esto signifique mantener una indiferencia con el mundo que los rodea.
Hace unos cuantos años que nos
vienen corriendo con la idea de que los medios nos mienten, recortan y blindan
información, cosas que en efecto suceden, sino hace 2400 años Platón no hubiese
escrito la “Alegoría de la caverna”. Pero lo que nadie percibe es que el primer
recorte de la información lo hace uno mismo en el momento de ir a buscarla.
Para decirlo en otras palabras, cuando uno se quiere informar no agarra todo, o
cualquier cosa, va a un lugar específico, quizás por confianza, quizás por
costumbre, quizás por comodidad (y acá pienso en la gente que se da por
informada cuando recibe esa cadena de WhatsApp con lo que “no te muestran los
medios” como si WhatsApp no fuera uno). El tema es que en todo aquello que se descarta
se encuentran noticias de las que probablemente uno nunca se entere. En mi caso,
por ejemplo, sería el deporte, nunca leo nada sobre deporte, y es por eso que
nunca tengo en claro si Phelps es nadador o atleta, en cambio mi novio podría
llegar a matarme si me escucha confundirlo.
A quien me dice que no encuentra
en los medios aquello que le interesa saber, le digo que está buscando mal. En
épocas de internet y de sobreinformación es muy difícil no encontrar la noticia
que a uno le interesa. Incluso hasta encontramos fake news que nos
confirman exactamente aquello que sospechamos, como pasa con los tierraplanistas,
que en cuanto mantenes dos minutos de conversación con uno de ellos te tiran 10
links con información que aseguran que la tierra efectivamente es plana. Por
eso, es muy difícil no encontrar la burbuja en la que nos sentimos cómodos, o
más bien, es muy difícil asumir que aunque no la busquemos siempre estamos
dentro una, con o sin la ayuda de internet.
Ahora bien, si de internet
hablamos y de todo este nuevo paradigma de medios que se viene abriendo hace
una veintena de años y que a los argentinos nos toma por sorpresa porque
veníamos discutiendo el papel necesario para imprimir diarios, tenemos que
decir que las redes han multiplicado y diversificado las burbujas en las que
nos encerramos, pero sobre todas las cosas las han hermetizado.
Si pensamos en las redes,
nuevamente el primer recorte lo hacemos nosotros al decidir a quién seguimos y
a quién no. Y podemos encontrar redes más abiertas como Instagram o Twitter
(si elegimos que sean abiertas porque también podemos enclaustrarlas) donde alguno
de tus seguidores puede ser un desconocido que se meta en tu burbuja para
interpelarte y sacarte de esa cálida comodidad de tu grupo de pertenencia, sino
díganme qué usuario de estas redes no ha dedicado horas atender mongomentions
alguna vez en su vida virtual. Pero también tenemos redes más cerradas como Facebook
y Snapchat
donde no sólo uno puede elegir a quien seguir sino que también elije quien
puede seguirlo a uno y entonces el recorte y hermetismo son mucho más profundos
porque la amplitud de lo que vas a recibir de afuera depende únicamente de vos.
El segundo recorte que en el caso
de los medios tradicionales lo hace el sesgo con el que es tomada la
información, las redes también lo reproducen. Si tenemos en cuenta que la red
social más utilizada en nuestro país sigue siendo Facebook (una red
cerrada) debemos saber que se basa en un algoritmo que filtra acorde a “me
gusta/no me gusta”. Para decirlo más claro, en Facebook primero recorto a quien
veo y quien me ve, segundo con lo que tengo para ver, Facebook sólo me va a
traer aquellas cosas que me gustan y me va a ocultar aquellas que no me gustan
con el fin de retenerme En definitiva, voy a encontrar eso que estaba buscando,
voy a meterme en esa burbuja y cada vez va a ser más difícil que salga de ella.
Cada vez va a ser más difícil encontrar algo disruptivo o incomodo que me
interpele. Cada vez mi burbuja se volverá más y más hermética, hasta el punto
de creer que el mundo es un lugar lleno de seres que lo único que hacen es
jugar Dota 2.
El hermetismo de las burbujas es
lo que hay que combatir, pero acá se quiere combatir a la burbuja en sí,
desentendiendo la diversidad que representa que existan múltiples burbujas y
múltiples lugares de pertenencia. Cuando alguien reclama por qué tal o cual instagramer
no emite su posición política o social, no comprendemos que ese instagramer
está en una burbuja distinta de la nuestra. Cuando alguien reclama por qué tal
o cual medio no publica noticias sobre tal o cual evento importante, no
comprendemos que ese medio está dirigido a una burbuja específica. Lo bueno de
la era 2.0, a diferencia de lo que recuerdo de los 90 cuando la información
llegaba exclusivamente de 10 lugares con nombre y apellido, es que hoy estamos
a 2 golpes de tecla de encontrar a ese instagramer que si emite su posición
política o social y a ese medio que si retrata esa noticia que considero
importante.
Lady Gaga en el Royal Variety Show del año 2009 |
Corría el año 2009 y en el Royal
Variety Show apareció Lady Gaga colgada y enfundada en un vestido rojo
de Alexander McQueen. Ante los ojos de la Reina Elizabeth golpeaba con fuerza un
piano de cola con las patas lo suficientemente altas para llegar hasta donde ella
estaba, con su vozarrón le reclamaba a alguien en su canción haberle roto su bubble
dreams y haberla dejado sin palabras. Y de eso se trata, de tener
nuestras burbujas, cada vez más, las nuevas que las redes abren y aquellas que
multiplican pero con la permeabilidad suficiente para venga alguien sin
imposiciones y sin obligarnos a escuchar, para romperla, nos deje mudos y así
volver a crear una nueva burbuja.
Publicado por Juani Martignone
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