Hablo, luego existo
El filósofo René Descartes en el siglo XVII llegó a la conclusión que toda la existencia del universo estaba ligada a la posibilidad de pensar ese universo, algo así como si es que lo puedo pensar, es porque realmente existe. Lo sintetizó con su máxima más conocida: “Pienso, luego existo”. Muchos vinieron después, en los siglos subsiguientes, a refutarlo asegurando que no todo lo real es solamente lo inteligible, y quizás algo de razón tenían. La filosofía actual en nuestro país (podría llegar a atreverme a analizarla en otros lugares pero sin vivirla se me vuelve muy complejo) se basa en el lenguaje, toda la existencia, toda la realidad está ligada a la idea de si podemos poner en palabras eso que sucede, y si no sucede, forzar a ese lenguaje como credencial única de existencia. El joven hijo de un funcionario de gobierno que también es funcionario de gobierno, tiene el privilegio de sentarse en la mesa tripartita diaria que da los mensajes estatales referidos a la pandemia y elig