Dijimos nunca más
Estoy seguro que la maldición de “El día de la marmota” azotó al país entero y, a diferencia de Bill Murray, no hacemos ni un solo cambio para salir de esa situación. El ejemplo más cabal es lo que sucede los 24 de marzo: todos los años volvemos a una discusión de arranque y discutimos los mismos temas de arranque, como si no hubiese habido una historia que, aunque sea, muy de a cuentagotas, nos ha dado distintas respuestas para ayudarnos a reconstruir un pasado controvertido y doloroso. Para jugar esta guerra de bandos que nos enfrenta ideológicamente a muerte, unos eligieron pararse en la posición de afirmar los pocos datos que tenemos como un mantra, simplificar todo lo sucedido con apenas esos datos y cerrar el capítulo histórico; los otros, se posicionan en negar lo poquito que se sabe. Y así, este juego se repite todos los años en esta lógica, perdiéndonos la oportunidad maravillosa de reconstruir ese pasado, que todavía está a la vuelta de la esquina, para armar un relato más