Malos deudores
Era casi octubre de 2013 y yo me estaba bajando de un avión que venía de Nueva York. Me había ido solo a festejar mi cumpleaños lejos de todo el mundo. Fue un viaje duro desde el principio porque además de que me cierren la puerta en la cara del avión de ida, lo que llevó a que tome un vuelo horas más tardes y terminar pasando mi cumpleaños entre Perú y en un avión con 3 pisco sour encima, los días previos a embarcar fueron de angustia e incertidumbre. Por aquel momento el cepo al dólar impuesto en el gobierno de Cristina Kirchner implicaba que si uno debía viajar al exterior y necesitaba hacerse de dólares para su viaje, como era mi caso, debía inscribirse 5 días de la fecha de partida en la AFIP, presentar el pasaje como prueba de que el viaje era real y una especie de tómbola estatal, de la que nadie en toda la sucursal de AFIP de la calle Luis María Campos supo explicarme la lógica, decidía si podías o no comprar dólares para llevar a tu viaje. En ese entonces yo pagaba el impues