Se nos nota lo malcomidos
Un nuevo concepto se puso de moda entre los argentinos del 2020: soberanía alimentaria. Como un mantra, estas dos palabras se repiten de forma habitual e ininterrumpida para denunciar o justificar hechos de variado interés, que en la mayoría de los casos poco tiene que ver con el real concepto. El caso más resonante que quizás fue el que puso en boca de todos, esta nueva soberanía, fue el intento fallido de intervención y expropiación de la cerealera privada llamada “Vicentín”. Independiente del defalco de la empresa para con el Estado, la torpeza y el poco tacto del gobierno para semejante jugada y los atropellos a las instancias que las democracias sanas y liberales le aseguran a su población, el motivo principal anunciado fue el camino a esta nueva vedette a la que debemos aspirar como sociedad: la nueva soberanía que promete alimentarnos sin pedirle permiso a nadie. A muchos nos recuerda aquella promesa que se hizo en su momento de soberanía energética como propósito para la ex